Si los ejes centrales de la campaña electoral presidencial de Luis Abinader fueron la honestidad, la transparencia y el fortalecimiento institucional, la propuesta de Eduardo «Yayo» Sanz Lobatón al PRM fue que todos los candidatos a puestos electorales realizaran seminarios talleres para informar sobre la transparencia, el control y el cumplimiento en la declaración de ingresos y gastos a la JCE. y organizar seminarios/talleres para informar sobre el cumplimiento, el PRM no va a ser una «podina» y ante el perfume erótico del poder, los compañeritos cacarearán y negarán las estipulaciones éticas e institucionales de su presidente y dirigentes en plena campaña electoral.
Si el PRM quiere romper con las viejas prácticas de una cultura política que pervierte la organización a medida que se acerca al poder, hasta convertirse en el partido en el poder (PRD-1978 o 2000, PLD-1996 o el actual PRM), debería incrementar este tipo de actividades. Me refiero a llevar propuestas como la de Yayo hasta el último confín del país y los últimos municipios.
Dado que es probable que el PRM siga gobernando el país hasta 2028, la decisión de crear una fundación o think tank, al estilo de Fangrode, es muy buena para la organización. Por ejemplo, la excelente documentación/presentación del RD 2044.
Además, de las muchas decisiones que Fernández tomó durante sus 12 años de mandato, pocas fueron tan sensatas como la creación de FUNGLODE. En este sentido, el profesor fue un visionario y, como Peña Gómez de Villa Juana, un «adelantado a su tiempo». En lugar de demandar insumos a su nombre y al de su familia, buscó donaciones del empresariado nacional y creó la institución que hoy es su búnker físico e intelectual y la herramienta estratégica/cerebro/ (perdón por la redundancia) de su carrera política y la de su joven partido. En otras palabras, ¿qué hubiera sido de la investigación, la narrativa, la táctica y la estrategia de comunicación política del partido Fuerza del Pueblo sin Fangrode?
El PRM debería verse en el espejo, con sus buenos resultados y su fiel servicio. No sólo de sus fracasos, sino también de los éxitos de otros, por ejemplo del profesor Fernández.