Las lluvias provocaron la crecida del río Pedernales, que separa el estado de la localidad haitiana de Anse a Pitre, lo que interrumpió los envíos de harina al país vecino.
Después de que una patana cargada de harina llegara a la frontera con Pedernales, los compradores haitianos esperaron a que se abriera el paso para recibir la mercancía.
La carga de harina procedente de Santo Domingo fue estacionada en el lado dominicano y soldados del Frente de Seguridad impidieron el paso de la mercancía por indicación de sus superiores, pero tras unos minutos, migración y aduanas acordaron que los haitianos que pagaran los impuestos correspondientes fueran transportados en vehículos hasta su propio territorio.
Se utilizó maquinaria pesada para cruzar la frontera.
Decenas de haitianos, ansiosos por ver reabierta la puerta de acceso a su territorio, llegaron al lugar para reparar el área por donde pasaban las mercancías.