Ante los ominosos ataques en la Franja de Gaza que han matado a más de 15.000 personas, en su mayoría niños, mujeres y civiles, cualquier fórmula que contribuya a un alto el fuego en la región es crucial.
La preocupación por los devastadores ataques del Gobierno israelí y su escalada en Oriente Próximo ha llevado a Estados Unidos a pedir al primer ministro Benjamin Netanyahu que ponga fin a estos crímenes.
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Washington había ofrecido al grupo terrorista liberar al menos a algunos de los 240 rehenes que capturó en el asalto del 7 de octubre a cambio de la liberación de prisioneros palestinos.
Las negociaciones, dirigidas por el Viceconsejero de Seguridad, Jonathan Feiner, supusieron cierto alivio. Se espera que las partes no retrasen el proceso para garantizar que la ayuda humanitaria llegue a la Franja lo más rápidamente y sin contratiempos posible.
Además de los 15.000 muertos confirmados, más de 6.000 palestinos están desaparecidos bajo los escombros en Gaza o sus cuerpos yacen sin reclamar en las calles. Los bombardeos han sido indiscriminados, alcanzando hospitales, campos de refugiados, escuelas, centros de la Cruz Roja y otros.