Mientras las familias de las víctimas mortales que viajaban en un autobús de la ruta 66 del sector Quita Sueño, en Bajos de Haina, San Cristóbal, los entierran entre el dolor y la impotencia, otros esperan apostados en los hospitales la recuperación de los que pudieron sobrevivir, tras ser arrastrados hasta un precipicio por un camión cargado de cemento, la mañana del miércoles.
Lamentan que a este tramo de la carretera Sánchez, con una bajada peligrosa y un abismo, las autoridades no presten atención, pese a las reiteradas peticiones de que actúe y evitar así más desgracias.
Critican la pérdida de tantas vidas en esa tragedia acaecida cuando el camión embistió el autobús con 36 pasajeros a bordo. Narran lo terrible de levantarse a trabajar y encontrar la muerte por un descuido y como tal, evitable.
Es el caso de Ángel Iván Linares, de 33 años, su familia no ha dejado un segundo el Hospital Juan Pablo Pina. En el mismo centro está la madre de Marlyn Paula, quien hace lo mismo.
En el Hospital Regional Doctor Marcelino Vélez Santana, Luis Gómez, esposo de Vianny García, narra que nunca imaginó que su esposa era una de las atrapadas entre los hierros y cemento esparcido al momento del autobús caer al precipicio en el que está la cañada.
Entre lágrimas expresó que de su compañera haber muerto no sabría cómo reaccionar ya que su mente no asimilaba lo ocurrido. Hoy estaría de alta.
Otros prefirieron no hablar mucho con la prensa ya que aún permanecen en choque por la magnitud del siniestro. No obstante, señalaron que conocen a fallecidos, ya que vivian cerca. Piden justicia.