MADRID. De origen latinoamericano, especialmente paraguayas y colombianas, son reclutadas con ofertas de trabajo en Europa en las redes sociales y como prostitutas en domicilios las 24 horas del día. Mujeres obligadas a trabajar, así operan las redes de trata con fines de explotación sexual como la nueva esclavitud del siglo XXI.
El Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud se estableció el 2 de diciembre, el mismo día en que la Asamblea General de la ONU adoptó la Convención contra la Trata y Explotación de Seres Humanos en 1949.
La teniente Elena Collas, de la Sección de Trata de Seres Humanos de la Comisaría Técnica de la Policía Civil (UTPJ), dijo a EFE en una entrevista que se ha producido un alarmante aumento de la explotación sexual de mujeres, no sólo en España sino también en países de la UE, y una creciente preocupación por la trata con fines laborales.
El número de investigaciones policiales sobre este delito ha aumentado desde la pandemia, bien por la mayor concienciación de las autoridades de seguridad sobre este delito, bien por las valientes denuncias de las víctimas.
Las operaciones ya concluidas por la Guardia Civil en 2022 muestran que el 82% de las víctimas son mujeres y que el 37% del total de víctimas proceden de Paraguay. Les siguen Colombia y España (18% cada uno), Perú (9%), Mali (9%) y Venezuela (también 9%).
En cuanto a los autores de los delitos de trata, algo más de la mitad son mujeres. Por nacionalidades, el 41% son españolas, por delante de brasileñas (18%), argentinas, colombianas y paraguayas (en torno al 12% cada una) y malienses (5%).
La alta proporción de víctimas paraguayas en España también ha sorprendido a los expertos de la Guardia Civil. Como dice el inspector, esto se debe a que Paraguay es un país pequeño.
En cualquier caso, la buena relación con las autoridades diplomáticas paraguayas ayuda a descubrir la explotación de mujeres paraguayas. Además, según Colas, el consulado trabaja muy bien para proteger a las víctimas, lo que puede dar lugar a más denuncias de las propias mujeres.
También se ha observado que muchas de las autoras de este delito son antiguas víctimas de explotación.
Desde la pandemia, cada vez son más las mujeres latinoamericanas que llegan a Europa, sobre todo a España, que también es país de tránsito hacia Alemania, Países Bajos y Francia, según el inspector. Estas mujeres entran casi siempre en el continente europeo a través de aeropuertos españoles.
Los lugares donde se explota a estas mujeres también están cambiando. El control de los burdeles por parte de las fuerzas de seguridad ha obligado a los traficantes a trasladar a sus víctimas a domicilios particulares, donde están hacinadas y bajo vigilancia constante las 24 horas del día.
Sin embargo, como dice el inspector, los burdeles siguen existiendo. Sin embargo, debido al aumento de las inspecciones, se están cerrando burdeles.
Los métodos de captación también están cambiando. Con la llegada de las redes sociales, los traficantes ya no pueden desplazarse a sus países de origen.
A través de sitios de anuncios y de las redes más utilizadas, las redes criminales ofrecen empleos en Europa como camareras, peluqueras y cuidadoras, que resultan ser falsos.
Elena Colas cree que la explotación sexual es una forma de esclavizar a las mujeres, cosificarlas y ponerlas al mismo nivel que mercancías.
Para los traficantes es una fuente inagotable de financiación. Estas mujeres podrían ser vendidas varias veces, dice el inspector, que hace un llamamiento para que denuncien y se identifiquen como víctimas de la trata.