Santiago se congratula de que la construcción física de teleféricos y monorraíles avance realmente. Las nuevas tecnologías de movilidad para ciudades con montañas, colinas y laderas sorprenden cuando se observan desde arriba. Pero la movilidad integrada es mucho más que eso.
El teleférico sobrevolará zonas congestionadas; tendrá un impacto positivo en 122.894 habitantes; tiene 81 cabinas y puede transportar a 9.000 personas por hora o 72.000 personas al día.
El monorriel integrará áreas de alta concentración poblacional y productividad, como la emblemática zona franca Espaillat Mera Park y el Distrito Municipal Santiago Oeste. El monorraíl tendrá 500 000 beneficiarios y 200 000 viajes de ida y vuelta al día. Reducirá los costes de transporte en un 30%, reducirá los tiempos de viaje en 20 minutos y promoverá el metabolismo de los gases de efecto invernadero.
Pero debemos mirarnos en el espejo de la crisis migratoria de Santo Domingo. Tras invertir cientos de millones de dólares, la capital ha acumulado todos los problemas que Santiago puede resolver hoy para no caer en los mismos obstáculos mañana.
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En Santo Domingo se han gastado 700 millones de dólares en la línea 1 del metro. Otros 507 millones para la línea 2, Kilo 9-Alkalisos. Además, 9,4 millones para el túnel de la calle 27 de febrero y 3,3 millones para el ascensor de la calle John F Kennedy. Por último, 116,3 millones para los teleféricos.
El total de todas las obras, mal contadas, asciende a 1.336 millones de dólares. Son 76 953 millones de pesos invertidos en Santo Domingo para solucionar la movilidad. El gasto público sin inclusión profundizará la crisis en lugar de resolver el problema.
Basándonos en la experiencia de las ciudades de éxito, es necesario abordar cuatro áreas de forma sinérgica. La primera es garantizar calles arboladas, señalización, semáforos y vías transitables. El segundo es reducir el uso del coche privado y aumentar el transporte público cómodo. Modernizar el transporte en trenes, teleféricos y, sobre todo, conchos, taxis, autobuses, minibuses y autocares.
La tercera es una gestión eficaz y automática del tráfico. Su objetivo es dar un trato preferente a los peatones y garantizar el cuarto eje, la seguridad vial que salva vidas.
Los cuatro ejes avanzan en Santiago. Un resultado esperado es la eficiencia de los desplazamientos origen-destino. Un transporte cómodo debería reducir el número de cientos de miles de coches privados. El tráfico debe ser vigilado día y noche por un número suficiente de agentes.
En seguridad vial, está prohibido inventar. Todos los ocupantes deben llevar puesto el cinturón de seguridad. Hay que prohibir la conducción bajo los efectos del alcohol, el exceso de velocidad y el uso obligatorio de cascos protectores homologados. Santiago está trabajando en ello.