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Los thrillers eróticos revolucionaron Netflix en 2023

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Este año, el subgénero vivió un resurgir con largometrajes y series que cautivaron al público y se convirtieron en algunas de las películas más vistas. A lo largo de 2023, Netflix incorporó a.

Este año, el subgénero vivió un resurgir con largometrajes y series que cautivaron al público y se convirtieron en algunas de las películas más vistas.

A lo largo de 2023, Netflix incorporó a su catálogo series y películas basadas en el subgénero del thriller erótico. Este artículo repasa algunas de las películas más fascinantes del año.

Obsesión, miniserie británica basada en la novela de Josephine Hart Damage, publicada en 1991 y adaptada al cine con Jeremy Irons, Juliette Binoche y Miranda Richardson La película consta de cuatro episodios y sigue al doctor William Farrow (Richard Armitage), y sigue su periplo hasta enamorarse a primera vista de la consultora política Anna Barton (ex-Happy Valley’s Charlie Murphy).

Aunque los inicios de este vínculo son un tanto inverosímiles (su deseo mutuo se despierta demasiado rápido y no hay química entre Armitage y Murphy), la miniserie utiliza una serie de giros para sorprender a los espectadores que creen conocer a todos los personajes de esta compleja historia Se sustenta en el hecho de que el conflicto subyacente es la traición de un padre a su hijo, quizá el aspecto más trágico de la historia.

Por otro lado, la serie tropieza cuando, tras una de sus sacudidas narrativas más fuertes, se centra en William, un personaje completamente anodino cuyos motivos nunca quedan del todo claros. En este sentido, Obsession se entrega ocasionalmente a los honores de su carta de presentación (un thriller erótico de múltiples capas y rebuscado) y no tiene en cuenta los estudios de personajes que van de la mano del subgénero.

Sin embargo, es la comprometida interpretación de Murphy como Anna lo que hace avanzar esta ficción. Demuestra que esta joven no es un mero objeto para los hombres, sino una poderosa figura femenina que controla por completo sus actos, muchos de los cuales son fruto de un pasado no resuelto ligado a la tragedia Cuando Obsesión se concentra en la protagonista y en su periplo personal, resulta gratuito Incluso las secuencias de suspense de la película se disparan.

Este largometraje del director brasileño Diego Freitas fue también una de las grandes sorpresas en las plataformas de streaming. La película está basada en la novela de Sue Hecker y está protagonizada por la contable Babi (Giovanna Lancellotti, en una interpretación llena de matices).

Una joven a punto de casarse cree tener su vida completamente planeada cuando la desilusión se apodera de ella y el shock la obliga a reconsiderar sus verdaderos deseos e inquietudes. Mientras llora el fin del matrimonio que iba a ser su compañero de por vida, emprende un viaje en el que se cruza con un juez interpretado por Leandro Lima.

La tensión entre ambos es palpable desde la primera secuencia. Babi decide tomar las riendas de su sexualidad con este hombre, que en realidad es un completo desconocido para ella.

El lado dulce de la traición no ofrece una visión innovadora en el panorama del thriller erótico, pero sí cumple con las aristas de este subgénero. Desde la inesperada relación que se desarrolla hasta el crescendo, en este caso la transformación que sufre la protagonista. Así, aunque adolece de cierta previsibilidad, la película de Freitas no tiene pretensiones y, a pesar de sus debilidades, lleva la historia a buen puerto.

La serie colombiana de 10 episodios, producida por Pablo Illanes y dirigida por Criti López Peña y Catalina Hernández, aborda las dos caras de la misma moneda -los pros y los contras de las aplicaciones de citas-, además de la otra cara del subgénero. Camila, una bailarina interpretada por Carolina Miranda, decide hacerse usuaria de la app sin muchas expectativas. Al poco tiempo, comienza a dialogar con Fernando (Rodolfo Salas), un hombre al que quiere conocer fuera del ámbito sexual. Mientras escucha la historia de su vida, Camila se enamora de este hombre.

Como en otros thrillers eróticos, el velo no tarda en levantarse. En esta serie, ocurre cuando la protagonista descubre que su flamante pareja no sólo vive en otra relación sino que, como sugiere el título de la serie, es una identidad falsa.

Cuando se desvela la gran mentira, la ficción entra en el terreno de los relatos de venganza, y Camila muta en una especie de vengadora que intenta hacer pagar al hombre el engaño sufrido. En esta cruzada un tanto salvaje, se topa con los peligros que rodean los orígenes del hombre que fue su pareja ideal, y se encuentra en el centro de un laberinto en el que es imposible saber qué es real y qué es una ilusión. Es en este confuso proceso donde reside la fuerza de la serie, que recibirá una segunda temporada en Netflix el año que viene.

Estrenada en el Festival de Sundance, la ópera prima de la directora y guionista Chloe Domon, Fair Game, se presentó inicialmente como un thriller erótico, pero en realidad es mucho más que eso. Al principio, la pareja central, Emily (Phoebe Daimber, ex de Bridgerton) y Luke (Alden Ehrenreich), parece estar unida sólo por el sexo, pero a medida que avanza la historia, nos damos cuenta de que hay mucho más en Fair Play de lo que se ve en la superficie…. Nos damos cuenta de ello.

El primer giro de la película de Domon comienza cuando estos novios (que también planean casarse en un futuro próximo) abandonan su impersonal piso de madrugada para ir a trabajar a la misma empresa financiera que los analistas. ¿Qué hay detrás de este repentino cambio del afecto a la insensibilidad? El entorno machista en el que se encuentran no permite un vínculo romántico.

El segundo punto de inflexión es cuando Emily consigue un ascenso que Luke pensaba que era para él. Cuando ve que su novia consigue un puesto importante en la empresa, muestra su lado más aborrecible, llegando a la inquietante conclusión de que Domont (le guste o no) se lanza de lleno a proponerle matrimonio.

Con cierto tinte autobiográfico, una perspectiva feminista y un registro claustrofóbico de los hechos (muchos primeros planos, poca luz), Fair Play deja de ser un thriller erótico para convertirse en un thriller directo. Ehrenreich brilla en la subversiva película como ese hombre que se siente amenazado y reacciona con inusitada crueldad ante la atónita mirada de su pareja, que asiste al paulatino derrumbe del castillo de naipes.

El largometraje del director holandés André van Duren es un thriller erótico muy eficaz que rinde homenaje al cine de los años 80 y 90, especialmente al de Adrian Lyne, Paul Verhoeven y Brian de Palma, donde el enfoque coral funciona a la perfección. La historia comienza con el viaje de dos mejores amigas, Bodil (Braha van Doesburg) e Isabelle (Elise Sharp), que aparentan estar felizmente casadas pero en realidad tienen otros vínculos ocultos.

Allí deciden utilizarse mutuamente como cómplices, intercambiar números de teléfono y mentir la una por la otra. Cuando Isabelle es asesinada, Bodil queda completamente desconcertada.

Van Duren maneja muy bien el tono de la película, desde la concepción verosímil de esta amistad, pasando por el desarrollo de las personalidades de los protagonistas, hasta los momentos de sobresalto sin nada de intrusismo. Por otra parte, la película se beneficia de ser concisa y de atar rápidamente los cabos sueltos, sin necesidad de promover trampas narrativas que amenacen el verdadero motivo luminoso de la película, que se pondrá de manifiesto en el acto final, cuando los protagonistas tengan que revelar sus motivos originales.

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