El pueblo de La Habana amaneció el 1 de enero de 1959 con la buena noticia de que el tirano corrupto y ladrón Fulgencio Batista, responsable directo del asesinato de 20.000 cubanos, huía a República Dominicana. . República se colocó bajo el ala del socio Rafael Leónidas Trujillo Molina. El fin del régimen tiránico de Batista, autócrata protegido por el imperialismo norteamericano, no se debió a un milagro sino que fue resultado de la lucha heroica del pueblo cubano, especialmente de la joven Cuba, a partir del 26 de julio de 1953 Al año siguiente, durante el golpe de estado que lo llevó al poder, Fidel Castro, un joven abogado, atacó el cuartel Moncada en Santiago de Cuba, bajo el liderazgo de unos pocos mal armados. Del fracaso militar de esta acción nació una victoria moral y política que sacudió a la población. El desánimo, la conformidad y la resignación ante el poder brutal del régimen dieron paso a la movilización e integración de grandes sectores del país a la lucha. Este movimiento obligó al régimen a emitir un decreto de amnistía en 1955, permitiendo la liberación de los moncadistas de prisión y comenzando una nueva fase de enfrentamiento con la dictadura. Cuando todas las vías de la lucha democrática por restaurar la Constitución estaban cerradas, pisoteadas por los golpistas del 10 de marzo de 1952 y ante la posibilidad del asesinato de Fidel, los moncadistas debieron vivir exiliados en México, entrenándose para regresar en barco. armó al país, con el objetivo de derrocar al tirano por la fuerza. El 2 de diciembre de 1956, por la costa sur de la provincia de Oriente, los integrantes de la expedición zarparon del yate Granma, al mando de Fidel Castro. Le hicieron saber a la opinión pública que en 1956 seríamos libres o seríamos mártires. Perseguidos por las fuerzas del régimen, fueron rodeados en la Batalla de Alegría de Pío, el 5 de diciembre del mismo año, sólo 12 de los 82 miembros de la expedición original lograron romper el asedio, por siete fusileros. Sin dejarse intimidar por esta nueva derrota, Fidel Castro marchó hacia las montañas de la Sierra Maestra, desatando una guerra de guerrillas de dos años en otras cadenas montañosas de la isla. El incipiente ejército rebelde se enfrentó a más de 80.000 soldados de Batista, ataques aéreos proporcionados por el gobierno de Estados Unidos y apoyo armamentista, logístico y de inteligencia de Trujillo, virrey de Dominica. El 1 de enero de 1959, Batista huyó, derrotado y desmoralizado, junto con un nutrido grupo de sus más cercanos colaboradores. Las fuerzas rebeldes comenzaron a tomar la capital cubana y otras ciudades del país. Otro período de lucha y sacrificio comenzó y continúa hasta el día de hoy, 65 años después de esta histórica victoria. Con la Revolución Cubana, el resto del pueblo estadounidense y su lucha por la segunda y definitiva liberación pasaron a la historia. El imperialismo norteamericano y los grupos nacionalistas reaccionarios han estado utilizando todos los trucos para obstaculizar la implementación de estos objetivos. A pesar de bloqueos, invasiones, atentados, proyectos terroristas y campañas de descrédito y mentiras, la Revolución Cubana ha mantenido su rumbo y no ha sido derrotada, demostrando que puede desafiar las fuerzas del progreso, la libertad, la soberanía y la independencia de los enemigos de los pueblos de América Latina y el Caribe. Esto es algo que el imperialismo no tolera y es lo que ha dado lugar, desde el 1 de enero de 1959, a una ola de solidaridad global, especialmente en América Latina y el Caribe, que ha contribuido a impedir la victoria de los planes de venganza imperialistas. El pueblo dominicano está en la primera línea de solidaridad en la lucha contra la revolución cubana y seguirá siendo una nación hermana del pueblo cubano. Aquí no hay lugar para el cansancio ni para el aburrimiento.
Cuba, 1 de enero de 1959
El pueblo de La Habana amaneció el 1 de enero de 1959 con la buena noticia de que el tirano corrupto y ladrón Fulgencio Batista, responsable directo del asesinato de 20.000 cubanos, huía a Repúbl.