La poesía es un género obligado a realizar la zona inédita y la síntesis. Quiero decir: nada está completo, cada palabra está en su lugar y alcanza su metafísica. Por eso es tan difícil conseguir un libro completo, en el que complejidad y espontaneidad se dan la mano de manera amigable, y cuyo huésped sea un regalo misterioso y casi siempre sacrosanto.
En Breve Luz, la poeta Sally Rodríguez viaja a una geografía muy especial: va a la casa de su madre, donde viven su abuela y otros familiares, y desde allí se difunde su poesía. En Breve Luz (editado y curado por José Enrique García), se inicia una conversación entre aeda y los personajes que ama y quienes la han influenciado. Algunos de los personajes existieron en su infancia.
La mirada de la poeta se centra también en los personajes de su infancia, así como en los objetos que los rodean. Mesas, manteles, sillas, hamacas, mecedoras, campanas, platos, jarrones, todas estas cosas tienen luz pero también el óxido que eventualmente les llegará. Del diálogo-monólogo entre la mujer que puso fin a su vida (abuela) y la joven que inició el viaje nació la poesía.
Rodríguez viaja a esta particular región geográfica. Él lo ve. En cuanto a su carácter.
Y mira los objetos que vienen con esta época; Son elementos que encuentran una atmósfera específica. Para algunos poetas la infancia fue fácil; Sin embargo, no adivinaban el drama que allí se escondía, las formas complejas y zigzagueantes que lo rodeaban. Me encontré en el libro de Sally con sus versos elaborados a partir de agudas observaciones: Ella barrió lentamente su casa/sus miedos/y yo vestí al bebé/con su chal/Yo soy ella/y camino en procesión/hacia mi centro (Página 35).
En este poema, hay un flujo lógico claro y la estructura del verso tiende a seguir de cerca la historia. Y la mirada de Sally se abre como un obturador controlado por un fotógrafo, y lo que ella coloca crea la historia. Por eso la armonía entre esta frase y aquella frase, por eso el tono conversacional del poeta se vuelve claro y pacífico.
En Breve Luz, todo indica que Sally Rodríguez siguió el consejo de Rainer María Rilke: volver a la infancia, utilizar el material de esta leyenda estatal, estructurar su poemario donde hay mucha buena arcilla. Pero lo cierto es que al beber de este arroyo, un océano de nuevas emociones y experiencias inundó al poeta. Luz Breve está llena de versos sorprendentes, donde la versatilidad del verso es altísima.
Es un libro que tiembla, que en cierto sentido nos recuerda que somos polvo. Este es el mandamiento: polvo eres y este polvo lo convertirás en poesía. La historia social, el drama humano, se visualiza y fotografía con delicadeza y delicadeza, se podría decir con delicadeza.
Regresó a la cocina/a la ventana humana/a la olla y a la vaporera/con la pregunta/¿Cómo están mis hijos en la cárcel?/¿Cuándo volverán a casa? Con este texto, Sally llega a un difícil y complejo problema: un problema que conduce a la metafísica. Todavía me aferro/a esta cálida corteza/que planté un día con ira/en inocencia consagrada/ojos y cuerpo/en un fuego/y la abrazo.
He leído otros textos de Sally, pero este es el que desde el principio me encerró inmediatamente en su mundo, el lugar que ella salvó del más cruel de los exiliados: el mundo del olvido, y que hizo de su abuela, su cocina, su bata, los ingredientes. … accesible a nuestra imaginación, y esto, en mi opinión, es un logro loable de todos los escritores: con la luz de la memoria disipar las tinieblas del olvido.
El autor es periodista y escritor.