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Estados Unidos acusa a su antiguo aliado de

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- El expresidente hondureño Juan Orlando Hernández es considerado por Estados Unidos un aliado importante en la guerra contra las drogas.

NUEVA YORK (AP). – El expresidente hondureño Juan Orlando Hernández es considerado por Estados Unidos un aliado importante en la guerra contra las drogas. Hoy, los fiscales federales lo acusan de dirigir su país centroamericano como un narcoestado, recaudando millones de dólares de cárteles violentos para financiar su ascenso al poder.

Casi dos años después de su arresto y extradición a Estados Unidos, Hernández está siendo juzgado en un tribunal federal de Manhattan, acusado de tráfico de drogas y delitos con armas de fuego. La selección del jurado comenzó ayer por la mañana. Fue una derrota escandalosa para un líder político a quien tanto las administraciones demócratas como republicanas consideraban beneficiosa para luchar contra el tráfico de drogas y frenar la marea de inmigrantes que cruzaban la frontera desde el sur.

Raúl Pineda Alvarado, analista político hondureño y exlegislador del Partido Nacional de Hernández, dijo que el hecho de que Hernández esté siendo juzgado en Estados Unidos y no en su tierra natal pone de relieve la debilidad de las instituciones hondureñas. democracia débil Para los hondureños, esto significa demostrar la debilidad de nuestra democracia, entendida como separación de poderes, explica Pineda Alvarado. Los políticos no están bajo ningún control, añadió el analista político.

Las autoridades federales dicen que Hernández se benefició durante casi dos décadas del tráfico de cientos de miles de kilogramos de cocaína importada a Estados Unidos y en ocasiones cooperó con el poderoso Cartel de Sinaloa de México. Según los fiscales, los millones de dólares provenientes del narcotráfico que Hernández comenzó a recibir alrededor de 2004 se utilizaron para financiar su ascenso de legislador por una provincia rural del oeste de Honduras a la presidencia de la Asamblea Nacional y dos mandatos presidenciales de 2014 a 2022. A cambio de sobornos que apoyan sus aspiraciones políticas, dicen los fiscales, a los narcotraficantes se les permite operar en el país casi con impunidad: se les proporciona información, lo que les permite evadir las autoridades e incluso las escoltas policiales en sus expediciones.

Durante su primera campaña presidencial exitosa, Hernández recibió 1,6 millones de dólares de un traficante de personas para financiar su propia campaña y la de otros políticos conservadores. Su hermano recibió una donación de un millón de dólares del notorio jefe de Sinaloa, Joaquín El Chapo Guzmán, con la promesa de que los envíos del cartel pasarían libremente por Honduras si Hernández era elegido.

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