Después de décadas de perfeccionar su técnica y superar desafíos, sus esculturas de arcilla se exhiben en museos de todo el mundo; Lo que antes era un hobby ahora se ha convertido en un estilo de vida. Ana Yris de la Rosa es una figura reconocida en diversos círculos, gracias a su excepcional labor como maestra artesana en República Dominicana. Con treinta años de ejercicio y una década de formalizar su práctica, se ha convertido en una figura icónica en el mundo de la artesanía, la cerámica y la escultura en terracota.
Desde pequeña Ana Yris alimentó su amor por la artesanía y la técnica gracias a su abuela ceramista, quien le enseñó una parte importante, hasta avanzar en ese camino. Sin embargo, lo que comenzó como un hobby rápidamente se convirtió en su trabajo y medio de vida. Con el tiempo, su talento llamó la atención de quienes lo rodeaban y así inició su camino hacia el reconocimiento y el éxito en el mundo de la artesanía.
Sus esculturas de barro son verdaderas obras de arte que expresan la identidad y cultura dominicana. Desde representaciones de la vida rural hasta personajes icónicos como escenarios típicos y lavanderas, cada una de sus obras cuenta una historia única y evocadora. A pesar de los desafíos ocurridos en 2020, Ana Yris no se rindió.
Con el microcrédito, continuará sus actividades en 2021 con renovado vigor. Sus esfuerzos no pasaron desapercibidos y rápidamente fue reconocida tanto a nivel nacional como internacional por su excepcional trabajo en el campo de la artesanía. Ana Yris ha tenido el honor de colaborar en diversas producciones de artesanía dominicana y representar a su país en ferias internacionales auspiciadas por el Ministerio de Turismo.
Su dedicación y talento fueron recompensados por el Ministerio de Cultura y la Asamblea Nacional, entre otros, consolidándolo como una figura destacada en el campo de la artesanía. Sin embargo, más allá de los reconocimientos y premios, de lo que más se enorgullece Ana Yris es del impacto que ha tenido su trabajo en el mundo. Varias de sus esculturas se exhiben regularmente en museos internacionales, lo que no sólo promueve el turismo en la República Dominicana sino que también resalta la rica cultura del país al mundo.
La pasión de la empresaria va más allá de la creatividad artística; Esto también se extiende al deseo de compartir sus conocimientos con los demás. Motivada por su profesión como docente, realiza talleres en instituciones públicas y privadas, tanto a nivel nacional como internacional. Su objetivo es transmitir las técnicas y tradiciones del arte en arcilla a las generaciones futuras, contribuyendo a la preservación de este patrimonio cultural de valor incalculable.
Pueblo artesanal de terracota Uno de los proyectos más ambiciosos del artesano fue la creación de La Aldea Artesanal del Barro, un espacio dedicado a la enseñanza y promoción de las técnicas artesanales. Este proyecto no sólo pretende crear puestos de trabajo sino también promover el interés por la artesanía entre las comunidades locales y los turistas. Además de liderar talleres y promocionar su obra a nivel nacional, Ana Yris también incursionó en el mercado internacional a través de las redes sociales y exportó sus obras.
Su presencia en boutiques y tiendas de regalos en el país y en el extranjero es testimonio de la demanda y el aprecio de sus obras en todo el mundo. El apoyo de organizaciones como el Fondo Dominicano de Desarrollo (FDD) ha sido vital para el crecimiento y consolidación de su negocio. A través de programas de capacitación, consultoría empresarial y acceso a financiamiento, FDD le brindó a Ana Yris el apoyo que necesitaba para hacer crecer su negocio y alcanzar nuevos horizontes.
Su reciente reconocimiento como nominada al Premio BCIE refleja el impacto de su trabajo en los negocios y la sociedad. Estos premios resaltan el talento y el esfuerzo de emprendedores de Centroamérica y República Dominicana, y la nominación de Ana Yris es un digno reconocimiento a su dedicación y excelencia en su campo artesanal. Dedicación Al igual que Ana yris, hay otras mujeres en República Dominicana y otras partes del mundo que se esfuerzan por superarse.