consciente de que la alianza ofrece las mejores garantías de seguridad. El primer ministro sueco, Ulf Kristersson, ha entregado los documentos finales a Washington, el último paso de un largo proceso para conseguir el apoyo de todos los miembros para unirse a la alianza militar. Las cosas buenas les llegan a quienes esperan, dijo el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, después de recibir los documentos de adhesión de Suecia de manos de Kristersson.
‘Este es un momento histórico para Suecia, para nuestra alianza y para la relación transatlántica’, dijo Blinken. Para la OTAN, la adhesión de Suecia y Finlandia –dos países que comparten una frontera de 1.340 kilómetros con Rusia– es la expansión más significativa en décadas. Esto también es un golpe para el presidente ruso Vladimir Putin, que busca impedir cualquier fortalecimiento de la alianza.
Suecia se beneficiaría de la garantía de defensa común de la alianza, según la cual un ataque a un miembro se considera un ataque a todos. Suecia está añadiendo submarinos avanzados y una gran flota de aviones de combate Gripen de producción nacional a las fuerzas de la OTAN, y proporcionará un vínculo vital entre el Atlántico y el Báltico. Rusia ha amenazado con tomar contramedidas políticas y técnico-militares no especificadas en respuesta a la iniciativa sueca.
Aunque Estocolmo se ha acercado a la OTAN en las últimas dos décadas, esta membresía marca una clara ruptura con el pasado, donde durante más de 200 años Suecia evitó alianzas militares y adoptó una postura neutral en tiempos de guerra. (Reporte de Humeyra Pamuk y Simon Lewis en Washington DC y Simon Johnson y Niklas Pollard en Estocolmo; reporte adicional de Marie Mannes y Johan Ahlander, editado en español por Ricardo Figueroa)
