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¿Por qué Haití es tan caótico? Los líderes han utilizado pandillas, pero las pandillas son cada vez más poderosas

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Con su destino incierto y la situación en Haití deteriorándose, el mundo se preguntaba si el país caería en un caos total o si se restablecería alguna apariencia de orden.

El primer ministro de Haití fue visto por última vez en Puerto Rico, donde estaba negociando su regreso a un país marcado por la violencia y controlado por miembros de pandillas fuertemente armadas. Con su destino incierto y la situación en Haití deteriorándose, el mundo se preguntaba si el país caería en un caos total o si se restablecería alguna apariencia de orden. Sería fácil atribuir el último estallido de violencia en la primera república negra libre de Occidente a la profunda pobreza, el legado del colonialismo, la deforestación desenfrenada y la intervención europea y estadounidense.

Pero algunos expertos dijeron a The Associated Press que la causa inmediata más importante es algo más reciente: la creciente dependencia de los líderes de Haití de las pandillas callejeras. Haití no ha tenido un ejército permanente ni una fuerza policial nacional fuerte y bien equipada durante décadas. Las intervenciones de las Naciones Unidas y de los Estados Unidos se sucedieron.

Sin una tradición de instituciones políticas propias, los líderes haitianos utilizaron a civiles armados como herramientas para ejercer el poder. Hoy en día, el Estado es extremadamente débil y las pandillas lo están reemplazando. Los líderes de las pandillas, en escenas surrealistas, realizan conferencias de prensa.

Y muchos los ven como futuros participantes en las negociaciones sobre el futuro del país. El embargo fue impuesto al país en 1990 después de que los militares derrocaran al presidente Jean-Bertrand Aristide. Michael Deibert, autor de dos libros sobre el país, dijo que las sanciones y el aislamiento internacional han devastado a la pequeña clase media del país.

Después de que un grupo de las Naciones Unidas respaldado por Estados Unidos derrocara a los golpistas en 1994, dijo Deibert, una solución liderada por el Banco Mundial condujo a la importación de arroz estadounidense y a la destrucción de la Asociación de Agricultura Rural. Los niños desempleados acudieron en masa a Puerto Príncipe y se unieron a pandillas. Los políticos empezaron a utilizarlos como armamento barato.

Aristide, un sacerdote convertido en político, se hizo famoso por aprovecharse de los pandilleros.

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