El glaucoma es la principal causa de ceguera prevenible en el mundo. Alrededor de 80 millones de personas padecen esta patología en el mundo, y las estimaciones oficiales indican que para 2040 serán más de 110 millones.
En la Argentina, el 2% de la población padece esta enfermedad, que es más frecuente después de los 40 años y mucho más luego de los 70, y los especialistas aseguran que la mitad de las personas que lo sufren lo desconoce.
En el Día Mundial del Glaucoma, los expertos hacen hincapié en la importancia de la detección precoz de la enfermedad porque, aunque sus efectos son irreversibles, su progreso se puede detener mediante tratamientos específicos en cada caso.
¿Qué es un glaucoma y qué lo causa?
Según el sitio de la Academia Americana de Oftalmología, “el glaucoma es una enfermedad que daña el nervio óptico del ojo. Generalmente se produce cuando se acumula fluido en la parte delantera del ojo. El exceso de fluido aumenta la presión en el ojo y daña el nervio óptico”.
Consultado por Infobae, el médico oftalmólogo del Hospital Durand, y fundador y ex presidente de la Asociación Argentina de Glaucoma (ASAG), Jorge Alejo Peyret (MN 67724) ahondó que “es una enfermedad del nervio óptico en la cual se pierden fibras nerviosas y puede llegar a producir ceguera”.
“Su factor de riesgo más frecuente es el aumento de la presión intraocular”, explicó. Al tiempo que destacó que “su diagnóstico temprano y su tratamiento precoz son fundamentales para prevenir la ceguera”.
A su turno, la coordinadora de la Sección Glaucoma del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitario Austral, Anahí Lupinacci (MN 107784) sostuvo que “lo más peligroso es que el glaucoma no suele presentar síntomas en sus comienzos. Por este motivo, suele llamárselo ‘el ladrón sigiloso de la visión’”.
La buena noticia, según ella, “es que con un diagnóstico oportuno y un tratamiento adecuado, la gran mayoría de los pacientes con glaucoma conserva su visión”. “Para combatir el glaucoma, así como otras patologías oculares, hay dos estrategias que no fallan: mantenerse informado y asistir al oftalmólogo al menos una vez al año”, recomendó.
El glaucoma es más frecuente después de los 40 años y mucho más luego de los 70 (Getty)
Como se dijo, “entre el 85 a 90% de los pacientes con glaucoma no presentan síntomas”, destacó Peyret. “Su diagnóstico se realiza en una visita al oftalmólogo por alguna otra causa -reconoció-. Hay personas que consultan por pérdida de visión, pero cuando esta pérdida es secundaria al glaucoma, se llegó muy tarde a su diagnóstico. Lo que se puede hacer es prevenir la pérdida de visión y evitar la muerte de las fibras del nervio óptico. Por eso es fundamental consultar al oculista ante el mínimo cambio o defecto de visión”.
En este punto, el médico oftalmólogo del Hospital de Clínicas Javier Casiraghi (MN 72.429) señaló que para detectar el glaucoma “no alcanza con tomar la presión de los ojos. También hay que evaluar el ángulo del ojo (para saber el tipo de glaucoma), realizar un campo visual y la evaluación del nervio óptico para establecer el estadío evolutivo de la enfermedad”.
“Además del examen oftalmológico de rutina, se recomiendan otros estudios complementarios que el especialista juzgue convenientes o necesarios”, destacó