Después de decir: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen, el Padre Keiter de Jesús Luciano pidió perdón por ciertos males que la Iglesia entendía que afectaban a la sociedad dominicana. Padre, perdona a quienes mantienen un sistema de justicia que favorece a quienes pueden pagar y excluye a los pobres. Donde exigimos respeto a las formas verdes de juicio para los acusados de delitos, delitos estéticos.
Al mismo tiempo, se necesita mano dura contra los acusados de delitos callejeros. En este momento me parece escuchar los gritos de muchas madres pidiendo perdón ante la injusticia, esas son sus palabras. De la misma manera que la Iglesia ha pedido perdón por la persecución que sufren los migrantes, perdónanos por conocer la persecución y la injusticia que enfrentan los migrantes.
Preferimos guardar silencio o, peor aún, convertirnos en cómplices. Esto niega gran parte de nuestra identidad como cristianos. Todos somos hermanos, todos somos hijos de un mismo padre.
Padre, perdónanos porque aunque sabemos que necesitamos una nueva ley de Seguridad Social, todavía nos gusta entretenernos con proyectos legislativos para espectáculo mediático. Y para hacer reír a sus promotores. La Iglesia Católica también ha pedido disculpas a aquellos en el poder que trataron a los pobres como peones dispuestos a sacrificarse por su propio beneficio.
Condenó al país que vive en su propia dictadura, en la que nos convertimos en esclavos.