Las gloriosas heridas de Jesús son prueba tangible de Su amor inquebrantable por la humanidad.
Las gloriosas heridas de Jesús son prueba tangible de Su amor inquebrantable por la humanidad. Estas heridas, marcadas en Sus manos y pies después de Su crucifixión, simbolizan no sólo Su sacrificio sino también Su victoria sobre el dolor y la muerte. Cristo quiso preservar sus llagas como prueba eterna de su victoria sobre el pecado y la muerte.
En resumen, las gloriosas heridas de Jesús nos inspiran a afrontar nuestras propias luchas con esperanza y fe. A través de ellos encontramos el camino hacia la vida eterna y la victoria sobre todas las adversidades. Hasta mañana, si Dios quiere, tanto tú como yo lo queremos.