Debe haber unanimidad en que el debate presidencial celebrado ayer representó una gran victoria para la democracia dominicana que en esta civilización ha demostrado su fuerza y resiliencia frente a un entorno externo colorido. por influencias políticas. crisis o perturbación institucional.
Es justo darle crédito a la decisión del presidente Luis Abinader de participar en este duelo civil porque su presencia lo convirtió en un evento político sin precedentes, enfrentando en el mismo escenario a un líder y a sus principales candidatos en las elecciones. Los candidatos Leonel Fernández y Abel Martínez también hacen honor a esta plataforma democrática, permitiendo a la ciudadanía conocer y comparar las propuestas, reflexiones, respuestas y respuestas de estos candidatos sobre cuestiones apremiantes de la agenda nacional. Quienes apoyan o simpatizan con Abinader, Fernández y Martínez afirman que sus respectivos candidatos han ganado este concurso de ideas y promesas, pero todos deben reconocer que los tres candidatos tuvieron un desempeño muy por encima del promedio.
Un minuto y medio, con respuestas de 45 segundos, no es suficiente para ilustrar a la audiencia lo que se ha hecho o se ha prometido hacer para responder preguntas esenciales como el impacto de la crisis de Haití, la reforma fiscal y la inseguridad de la gente. Pero los votantes entendieron claramente las intenciones de cada candidato. Abinader centró su estrategia en este debate en dar estadísticas sobre lo que dijo que había hecho su gobierno, así como sus promesas en caso de ser reelegido, lo cual fue desmentido por Fernández y Martínez, quienes también presentaron sus propias propuestas electorales, lo rechazaron.
El pueblo ha recibido de estos candidatos presidenciales un expediente de promesas u ofertas para enfrentar problemas acuciantes que aquejan o trastocan a la República, por lo que cada elector debe reflexionar sobre estas que Martínez, Fernández y Abinader han afirmado para guiar su destino. votar en las elecciones del 19 de mayo.