A veces es difícil lidiar con los desafíos emocionales y físicos que pueden surgir para los pacientes o las parejas en el camino como padres. Cuando las parejas quieren tener hijos pero no pueden, la atención suele centrarse en la mujer, pero no siempre. Hay hombres que objetan o niegan tener problemas de fertilidad, y creemos que la posibilidad de que un hombre pueda tener problemas de fertilidad no es sólo una preocupación clínica.
Para quienes asocian la masculinidad con la identidad y la autoestima, esto puede conducir a una profunda crisis personal. Un rol importante A veces es difícil abordar los desafíos emocionales y físicos que pueden surgir para el paciente o la pareja en el camino hacia la paternidad. Una de cada seis a ocho parejas tiene dificultades para quedar embarazada o permanecer embarazada.
En este sentido, la fertilidad masculina juega un papel muy importante, ya que alrededor del 40-50% de los problemas de infertilidad se originan en los hombres. Un trato de dos En general, las parejas deben someterse a pruebas de fertilidad y pruebas después de intentar quedar embarazadas durante un año sin éxito, basándose en la lógica de cuánto tiempo pueden tardar las parejas sanas en morir cuando la mujer tenía menos de 35 años. Si la mujer tiene más de 35 años, las parejas deben buscar ayuda sólo después de seis meses de intentar quedar embarazada.
Aunque las edades enumeradas dependen de la pareja femenina, es importante que ambas partes se sometan a pruebas al evaluar la fertilidad. Factores de riesgo La fertilidad masculina disminuye naturalmente con la edad, lo que afecta la calidad del esperma y la integridad genética. Este proceso también se ve afectado por factores del estilo de vida como el tabaquismo, el consumo de alcohol y drogas, así como el varicocele, enfermedades de transmisión sexual, trastornos hormonales, diabetes, medicación, obesidad, etc.