Mañana es el Día de la Madre. Una de las celebraciones con mayor tráfico comercial y de remesas en el país. Las madres forman el eje fundamental de las familias, ligadas a nuestras raíces afrocaribeñas, lo que les confiere un papel vital en el mantenimiento del tejido social.
Nuestra sociedad tiene un enfoque diferente hacia la maternidad. Los juicios de valor sobre su desempeño dividen a las madres en “malas” o “buenas” al utilizar la cultura patriarcal para imponerles roles domésticos y de cuidado exclusivos, desempoderando a los padres de una fuerte presión social.
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Madres cultas consideradas “malas madres” o maternidad “demonizada” como:
Mamás adolescentes. Aunque se fomenta la maternidad, las madres adolescentes son condenadas y aisladas de la vida social.
Madres solteras. El estigma contra las madres solteras implica la invisibilidad de la irresponsabilidad paterna. Las madres solteras tienden a ser “menospreciadas” porque se las considera responsables de hijos e hijas con problemas de conducta social.
Madres migrantes. Las madres que se trasladan del campo a la ciudad o al extranjero son consideradas «malas madres» porque no «cuidan a sus hijos e hijas». El principal motivo por el que migran es buscar una fuente de ingresos para mejorar la calidad de vida de su familia.
Madres prostitutas. Las madres trabajadoras sexuales sufren un doble estigma porque lo suyo es una actividad socioeconómica que incluye la prestación de servicios sexuales (lo cual está socialmente condenado) y porque son “malas madres”, sabiendo que al dedicarse a esta actividad se “descuidan”. sus hijos.” Las madres víctimas de violencia de género deben salir de casa para salvar sus vidas y dejar a sus hijos/hijas con sus padres.
Las madres ingresan al mercado laboral. Se considera que quienes desarrollan actividad económica participando en el mercado laboral mientras están fuera de casa están «debilitando» su rol.
La presencia de estereotipos sobre esta mala madre está incorporada en una cultura sociopatriarcal que promueve que las madres permanezcan en el espacio doméstico, negando su libertad, su carácter individual como sujetos de derechos a diferentes modelos de gestión de la maternidad dependiendo de sus realidades. El desarrollo de la maternidad encuentra resistencias y conflictos en nuestra sociedad, afectando las relaciones entre las mujeres. Las instituciones educativas (escuelas, colegios) y organizaciones religiosas promueven tipos de “mala madre” para quienes rompen con los modelos tradicionales y buscan alternativas para cumplir sus roles. Su rol se basa en diferentes estrategias de comunicación, interacción, emocional, cuidado y apoyo económico.