No sé qué piensan ustedes, pero pensamos que el pueblo dominicano necesita un presidente mártir… o simplemente un Presidente; Digamos que urge un gobierno con vocación cristiana y distinción de santo, como San Francisco de Asís, dispuesto a sacrificar 30 puntos de popularidad en 15 meses para hacer lo que los políticos hacen. El temible gobierno de los últimos 60 años. todavía tiene que pagar el precio cumpliendo la promesa hecha en un programa gubernamental, o simplemente en un programa de televisión.
El gobierno de nosotros (desde Bosch y su primer sueño global de justicia social en 1963) , planifican, diagnostican, fonglodizan, diseñan estrategias de desarrollo que convierten en ley e incluso constitucionalizan, pero en lo que respecta a los hornos, todos (con la única excepción del heroico Bosch) “huyeron despavoridos como una paloma o un cuco”, según don Pedro Mir cuando habló de Intrepid.
En agosto de 2021, el presidente Abinader presentó el Consejo Económico y Social (CES), – para los partidos y sus técnicos, las élites flores y sus abogados, embajadas y sus portavoces para discutir, extraoficialmente, e incluso con la sociedad civil en general, unas doce/dieciséis propuestas de reforma encaminadas a reactivar la Cámara de Representantes y afrontar el proceso de reestructuración institucional que ha sufrido el país y que se puede comprobar conduciendo un coche. en Santo Domingo, o revisando la gran federación mafiosa de todas las clases sociales -desde vendedores de nísperos hasta blanqueadores de dinero de campaña- ¿es así la sociedad dominicana de hoy?
Por ejemplo, hablo de un tratado financiero global que hace hincapié en la calidad y la racionalidad del gasto público, en la reforma legal de la salud, la seguridad social, el código laboral o el código penal, entre otros, están archivados pero son necesarios.
A diferencia de todos los líderes anteriores – de Bosch hasta ayer, ay, Luis Abinader está decidido a asegurarnos que está listo para hacer lo que el país debe hacer y lo que el país necesita, pagando el precio de la popularidad que conlleva hacer lo correcto y necesario para el país. bueno del país.
Al igual que Sabina, que inexplicablemente prefiere Porto a Rivera del Duero, Abinader parece dispuesto a “convertir las palabras en hechos”, con la buena noticia de que, como el PLD/FP en 2006, hoy Hoy, para ello, tiene el poder que el Todopoderoso le ha otorgado legalmente.
