Ante la gravedad de los acontecimientos, a estas alturas de otoño estamos realmente hartos, pero no «aburridos» como Serrat, sino de tarjetas ciudadanas, servicio postal y doble rasero quien tenga más prudencia. que Doña María Gargajos, una mujer tan limpia y ordenada que frota cáscaras de huevo y luego escupe el aceite de la sartén para comprobar que ya está caliente para freír?
Algo muy similar a lo que está sucediendo aquí, desde ciudadanos hasta destacados funcionarios electos y figuras de las artes y los medios. Los ciudadanos premian con sus votos o apoyo a algún tipo de funcionario, artista o mediático, luego se quejan de excesos, malas conductas, crímenes, excesos, tropelías, cobardías condescendientes, sus malas conductas.
Como estos señores y sus verdades recibir votos y melodías, «opiniones» y «me gusta» de votantes/ciudadanos, los principales medios de comunicación, periódicos y programas de noticias los publican/transmiten y, al hacerlo, los convierten en información… y hacen girar la rueda. Y como nos gobierna la “economía de la atención”, la fornicación moral va en aumento. Resulta que reinaba absoluta impunidad cuando se produjo un acto de terror social en las colonias… «Esto se llama victoria.»
El filósofo estoico Epicteto aconseja a los ciudadanos no quejarse de lo que no pueden cambiar y (yo añadir), vale aún menos la pena quejarse de los resultados (votación, armonía) de nuestras decisiones muy libres. No debes lamentar lo que matas.
El predominio de la corrupción en la política; El éxito de la participación pública en el entretenimiento o el periodismo ciudadano no es culpa de los protagonistas ni de los periódicos que publican artículos inéditos sólo después de la confirmación de la aceptación y la atención que los ciudadanos reservan para estos errores; tampoco es culpa de las empresas de publicidad que colocan anuncios donde están los consumidores; No es culpa de ellos, sino de los votantes, espectadores, oyentes y usuarios de Internet que voluntariamente los apoyaron y cuidaron.
Si has gastado tu dinero, no te quejes. Y, con vuestro permiso, os dejo ver ahora en YouTube cómo París, la ciudad de las luces de moda, el buen gusto y el glamour global, abandona la promiscuidad y la seducción como un cantautor de Bad. Bunny, en la Plaza Vendôme. Las personas que navegan por placer no deben tener miedo al mar.