Con la intervención del lunes en LA Semanal, el presidente Luis Abinader prácticamente canceló los preparativos para la adopción de una versión del Código Penal, tan rápidamente que dio lugar a todo tipo de conjeturas, incluso sospechando que se debía a algún secreto. acuerdo o tratado, que a menudo existe entre políticos y élites del poder, del que la gente nunca se entera.
Las sospechas están creciendo en El contexto real es que el partido tiene oficialmente una mayoría en la acción legislativa de ambos cámaras, por lo que es difícil creer que sus representantes y senadores se reunieron para participar en estas negociaciones sin la aprobación de su máxima autoridad.
Pero eso estuvo bien El moderador, sin preverlo, finalizó un. discusión que nunca debió darse la hora debe ir de esta manera, y más tiempo se permite que la pelota siga así.
Cuando se dice que el presidente Abinader, sin ordenarlo, da por finalizada la discusión. , porque su redacción era bastante clara: “El proyecto de Código Penal debe estudiarse más a fondo y aprobarse”, y añadió que incluso si se ampliaran los poderes legislativos, no haría falta tiempo.
. Con este mensaje del líder indiscutible de la organización, si tiene disciplina partidaria en el PRM, sobra decir que se necesita una reorientación de enfoque, para lograr una norma que va mucho más allá de la actual, vieja, caduca, que no corresponde. al mundo dinámico del gremio actual.
Guardar Tenga en cuenta que nuestra crítica a la prisa no radica en el deseo de algunos de combinar las tres causas en la palabra. interrumpir el embarazo o dejar entrar el mar. Lo que intentamos evitar es que esto conduzca en parte, como se ha dicho, al ruido de la mayoría de la sociedad y a la aparente superioridad de ideas antiguas y conservadoras. Compartimos el pesar de la presidente, quien dijo que era «una vergüenza» que después de más de 20 años de investigación en la Asamblea Nacional, no pudiera aprobarse por diferencias y falta de consenso. que se permitió que se llevara a cabo un debate que captó y redireccionó la atención de la nación, para que al final la historia se repitiera: volver al principio, porque quienes pudieron redirigir el debate no supieron cómo actuar.