¡No es oro todo lo que reluce, y no toda pobreza es pobreza! Dios nos creó para ser felices, incluso cuando las tormentas de las pruebas nos abruman y parecen hacernos creer que vinimos a este mundo sólo para sufrir, vivir y, en última instancia, morir.
Claramente todos tenemos herramientas para que nuestras manos se adapten a ser felices en un mundo de ilusión.
Observamos en el desierto, con una sed ardiente, vemos un oasis ilusorio que nos hace desmayar de ansiedad. Vemos rayos de luz provenientes del sol y es solo una ilusión, ya que es solo una masa compacta de fuego. Luego, al asegurar la arrogancia de las apariencias, el ego se encarga de hacernos ver la realidad en la falsedad, como una ilusión que nos hace caer según nuestros sentidos en el abismo del dolor y el sufrimiento, y preocuparnos por tener bienes materiales. ¿Quiénes son? Todavía están en su tierra.
Uno puede encontrar una persona sin hogar, con ropa gastada, sin embargo, puede haber un Maestro y un alma iluminada.
Viendo lo que hemos visto, el verdadero objetivo es trascender el conocimiento y la práctica diaria del amor y el servicio, que es la joya preciosa del alma, donde los ladrones no pueden volar y las mariposas en la noche no pueden consumir. Es descubrir la Esencia Divina, la imagen de Dios, escondida en la naturaleza humana, pero necesaria para poder recorrer el camino de regreso al Creador, superando las raíces originales y convirtiéndose en héroes en la batalla interior de quienes son. los más valientes para vencer a través de la fuerza dada en la fe, la Palabra de Dios y el conocimiento de Dios.
