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Abinader: escudo y arte

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Correctamente agrupado con el Escudo Nacional por primera vez en 90 años (1930-2020), el 16 de agosto del año pasado, Luis Abinader prestó juramento durante la ceremonia solemne de la Conferencia General Nación, y en 2024, el monumental testimonio ceremonial se expresa en la exquisita arquitectura del Teatro Nacional.

Similar al mencionado símbolo patrio, dispuesto de forma simplificada, esta nueva promesa de oración el 16 de agosto en el Teatro Nacional se destacado, salvo, como otro hito importante. Se parece a “las nubes rojas del salón”, los arcos clásicos y las lámparas que cuelgan de él; jardines y espacios verdes, queremos capturar el espíritu del genio global en el triunfo de la libertad y la gobernanza; promueve el respeto a la Constitución y la ley adjetiva, cuyo incumplimiento es considerado el principal delito de la sociedad dominicana.

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Icono Eduardo El Escenario Brito, además de su capacidad para albergar a 1,400 invitados, también cambia el tamaño de la Plaza de la Cultura para homenajear, con su nombre, a Juan Pablo Duarte, el padre del Teatro Dominicano. La magnificencia se muestra como una ventana de rosas sin espinas, puntuada por los acordes de otra acústica, otra danza, otra ópera, otro ballet, otro concierto y otra fila de sillas que restringen la celebración tradicional, un legado cada vez peor del floreciente radicalismo.
La presencia de legisladores en el Teatro Nacional puede ser una referencia al respeto del cronograma del Congreso, un bloque psicoterapéutico de mármol, caoba y yeso para reducir el riesgo cardiovascular en la atmósfera sin aliento de la gran sinfonía que evoca a los más grandiosos. veladas musicales e inspira nuevas leyes para fortalecer las instituciones democráticas, minimizando privilegios, desigualdad e impunidad.

La extravagancia del Teatro Nacional entretiene y emociona, en medio de perlas de hormiga ​estructura, promueve el cambio mental y educa sobre la cultura del respeto al Estado de derecho y facilitar sanciones legales. Si no se sigue la ley, la comunidad seguirá colapsando y el caos se apoderará de todas las zonas.

Esperemos hasta que suene Los ecos silenciosos de los tenores, barítonos y sopranos resonaron suavemente sobre este glorioso telón de fondo celebrando la restauración, para infundir a los parlamentarios sabiduría y energía, y para agregar a sus discursos expresiones vibrantes y de espíritu libre, elogios satíricos y elogios mesurados, en matrices reformistas que promueven el cambio.

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