Isla de El Hierro. Los lagos naturales de La Caleta, en el noreste. Decenas de familias están pasando un día de verano. Locales y turistas. El mar toca suavemente la orilla. Ocho mineros subsaharianos entraron al complejo. Tienen unos 15 años. No hablan español. Eso parece. Nada. Algunos saben nadar y saltar al agua. Otros no quieren intentarlo. Llegaron a Canarias desde África. En Cayuco arriesgaron sus vidas. Tienen mucha suerte. Sus padres querían que fueran a Europa a buscar su futuro. No saben cuál, pero de donde vienen no hay ni habrá uno. Viven en un centro juvenil dirigido por una ONG. Los periódicos locales informaron que la mayoría quería trabajar. Provienen de camareros, fontaneros, electricistas o albañiles. Algunas personas hablan de estudiar. Toda una vida por venir. Si su integración es exitosa, podrán realizar trabajos esenciales.
Las redes sociales se han visto inundadas este verano con todo tipo de comentarios sobre la inmigración irregular. Ha habido algunas personas buenas, otras más inteligentes, pero el tono general sigue siendo de oportunismo. Con un pincel ancho. No pasa un día sin su publicación viral sobre el tema en forma de una ligera lluvia que se avecina. El país presentaba un escenario de horror tras el asesinato del joven Mateo. La brutal práctica del infanticidio se ha utilizado para discutir la raza y el crimen, como si uno fuera más importante que el otro.
La inmigración ilegal requiere soluciones urgentes y sólo pueden lograrse mediante acuerdos amplios y estables en el tiempo. , que sirven para poner fin a esta situación. discursos relámpagos y visiones utópicas. No, la Armada no puede repeler embarcaciones que transporten migrantes. Si te encuentras con uno, debes ayudarlo.
¿Hay inmigrantes criminales? Aireado. Algunos policías piden más recursos para luchar. Para acabar con la inmigración ilegal es crucial la cooperación con los países de origen, de ahí la gira de Sánchez por África. El comunicado «estamos desolados» del presidente de Canarias, Fernando Clavijo, exige una respuesta urgente. Y por supuesto, las relaciones con Marruecos deben ser fluidas en este ámbito.
España necesitará la llegada de millones de inmigrantes durante los próximos 25 años para cubrir los costes de la sociedad. Quienes contribuirán en 2050 ya han nacido o están a punto de nacer. Debido a la baja tasa de natalidad, no queda otra opción que contratar extranjeros. Es hora de pensar en soluciones y acuerdos nacionales para abordar este desafío. Acogida e integración, dice Salvador Illa. El orden es otro verbo necesario. Y por supuesto, intentar poner fin a las anomalías. La inmigración regulatoria es necesaria y debemos actuar ahora.