El dicho “la electricidad es el alma del universo”, una cita del teólogo inglés del siglo XVIII John Wesley, parece no tener valor en este país, ya que en los años 1970 la electricidad se había convertido en un negocio lucrativo. Los negocios para una minoría de «emprendedores» que se estaban enriqueciendo exponencialmente, era la tendencia dominante a nivel nacional.
Desde Julio Sauri hasta ahora, la falta de electricidad no da tregua. Tratar de desarrollar un país envuelto en la oscuridad por una burocracia impotente, desperdició miles de millones de dólares, cuando sólo había oscuridad o ruido ensordecedor y plantas de energía sucias y llenas de humo que la gente ha sufrido en los últimos años. 50 años.
Sin electricidad no hay progreso, esto es tan obvio que se puede ver a simple vista. Pongamos un ejemplo: La Tecnología de Inteligencia Artificial, una ciencia aplicada que simplifica el mundo, absorbe grandes cantidades de luz. En unos 10 años, este conocimiento será requerido por la electricidad que produce toda Corea.
¿Qué proyecto de los gobernantes del mundo en ese momento se materializará para establecerse en República Dominicana, sabiendo que el sistema nacional El servicio eléctrico es precario.
Si los cortes de energía nos sumergen en la desgracia total, el desamparo de los funcionarios públicos es aún más sorprendente. Recientemente se emitió una orden ejecutiva declarando “alta prioridad” a la industria de semiconductores, pero aún no se han establecido empresas en este sector, a pesar de que en Puerto Rico ya hay capital en la industria.
Desde Desde los años 70 hasta hoy, los apagones han sido un negocio multimillonario y han generado innumerables fortunas con esta desgracia, como la enfermedad de Sísifo, haciéndonos regresar al punto de partida.
