Así lo explicó Manuel de Jesús Dandré, abogado y miembro de la organización Dominic@s por Derecho que con este lema los manifestantes buscaban recordarle al presidente Luis Abinader lo que expresó el 5 de diciembre de 2013, cuando apenas era candidato presidencial: “que él podría ser uno de los afectados por el veredicto, porque es un hijo”. de inmigrantes.»
«El 5 de diciembre de 2013 se llevó a cabo una reunión en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, y allí intervino Abinader, como candidato presidencial, y según sus propias palabras, dijo que podría ser el que suba a ese escenario porque es hijo de inmigrantes. Con este pedido que hicieron los jóvenes ante Palacio Nacional, el ciudadano presidente de la República no se ofendió, sino que también fue revocado. lo cual lo dijo públicamente en la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en una clase magistral, en una acción de solidaridad con los afectados”, dijo Dandré en entrevista con Periódico HOY.
Por su parte, Ana Beatriz Rosario , portavoz de la organización, detalló: “Lo que se está haciendo es comparar el hecho de que cada afectado por la sentencia tiene la misma situación entre sí, que ella tuvo padres que eran inmigrantes nacionales, como él (Luis). Abinader) expresó, y sintió que podría ser él quien se encontrara en una situación similar.»
De 1929 a 2010, según el principio de ius soli –o derecho a la tierra- – La República Dominicana La República otorga la ciudadanía a toda persona nacida en el país, excepto a los hijos de diplomáticos o «en tránsito». El 23 de septiembre de 2013, la Corte Constitucional dictó la sentencia 168-13, que estipuló que no se reconocería la nacionalidad a los hijos de inmigrantes indocumentados. nació después de 1929, una medida que algunos consideraron arbitraria y basada en consideraciones raciales y étnicas contra personas de ascendencia haitiana.
Esta decisión fue en respuesta a los llamados de protección de Juliana Deguis Pierre, una mujer de origen haitiano. origen, que demanda a la Comisión Electoral Central por documentos de identificación desde 2007.
Sin embargo, el Tribunal Supremo Cao apoyó este rechazo de los electores argumentando que Deguis Pierre, que entonces tenía 29 años, no había demostrado “que al menos uno de sus padres residía legalmente en la República Dominicana al momento de su muerte”. Por lo que concluyó que no tenía la nacionalidad dominicana sino la haitiana.
Ana Beatriz Rosario y Manuel de Jesús Dandré sostienen que debido a esta situación miles de personas cayeron en estado de apátrida, ya que son apátridas en República Dominicana.
“No tener una nacionalidad efectiva para vivir en un territorio significa caer en un estado apátrida, aún cuando al gobierno (dominicano) no le guste la palabra apátrida”, declaró el abogado.
“Todas las personas en el país afectadas por la sentencia han visto terminar su vida, las personas que no pueden declarar los hijos que han tenido, porque han pasado 11 años las personas que no tienen un trabajo formal; personas que tienen que encontrar una manera de ganarse la vida; personas que podrían haber querido casarse legalmente pero no pueden abrir una cuenta bancaria. Además, también contribuyen de manera ineficaz al Estado, porque si tienen un negocio, no pueden registrarlo, no pueden pagar impuestos, porque no pueden hacerlo sin papeles. Hay miles de casos; Hay futuros médicos, futuros abogados, profesores que quieren ir ahora a la universidad para seguir su educación, y otros que ya tienen títulos pero no pueden ejercer porque no son legalmente dominicanos, cuando tienen derecho a hacerlo, y cuando la Ley (Naturalización 169-14), diciéndoles que tienen ese derecho, pero no se respeta”, agregó Rosario.
El movimiento exige al gobierno dominicano el cumplimiento de la Ley 169, conocida como la Ley Especial de Naturalización, aprobada por el Congreso en mayo de 2014 e impulsada por el entonces presidente, Danilo Medina, que estipula la apertura de oficinas del Plan Nacional de Regularización de Extranjeros (PNRE) y el reconocimiento pleno de la ciudadanía para todos los afectados por la sentencia.
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