El tercer concierto de la Temporada Sinfónica, realizado el pasado jueves en la Sala Carlos Piantini del Teatro Nacional Eduardo Brito, bajo la dirección del director español Enrique Parreño, con la participación del famoso trompetista español Vicente Campos.
Después de recibir los aplausos de bienvenida, indica el director, escuchamos los primeros acordes que nos trasladan al momento en que el sol huele la melancolía de su partida, en otoño tarde y el alma se envuelve en una suave nostalgia.
Este momento fue una inspiración para el compositor dominicano José Dolores Cerón, quien lo representó con profunda sensibilidad en notas musicales que irradiaban fuentes sonoras de cálida armonía, en el hermoso poema «A la Caída de la Tarde».
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El público se sumergió en una exquisita encantamiento, respuesta y aplausos, excelente interpretación y dirección.
Entró el solista Vicente Campos, el programa continuó con el brillante Concierto para trompeta y orquesta en mi bemol mayor del compositor austriaco Joseph Haydn. Este concierto de la época clásica forma parte del repertorio de grandes trompetistas. El primer movimiento -Allegro- en forma de Sonata, comienza con tonos fuertes de la trompeta solista, a modo de fanfarria.
El segundo movimiento -Andante- es otra sonata con una melodía romántica, la trompeta canta con un Bajo y sonido cálidos, el director logra un maravilloso equilibrio tonal entre la orquesta y los solistas.
En el tercer movimiento -Allegro Finale- en forma de rondó, el virtuosismo del trompetista se expresa a través de un estilo enérgico y una lírica sublime. expresión.
Maestría técnica y musical Su impresión impresionó al público, que se puso de pie y aplaudió con entusiasmo durante mucho tiempo, llevando al solista a un bis, sumergiéndonos en la colorida atmósfera. En España escuchamos la famosa canción «La Virgen de la Macarena» del compositor Bernardino Bautista Monteverde. Vicente Campos crea un momento especial, «Ole».
Después del intermedio, el programa finaliza con la Sinfonía nº 9 en do mayor «La Grande», obra póstuma de Franz Schubert, también llamada así por su clara naturaleza. épico en tamaño.
Primer movimiento «Andante Allegro ma non troppo» – comienza con una intensa introducción, con un hermoso tema interpretado por trompas y trompetas. -Allegro- tiene varios temas fuertemente contrastantes, en la coda reaparece el primer tema.
En el segundo movimiento «Andante con moto», prevalece el lirismo, contrastando con el primer movimiento, el oboe la melodía Comienza, seguido de hermosos diálogos entre el viento y las cuerdas, cantando una melodía melancólica y conmovedora, es como una serie de “mentiras” hermosas, Schubert dijo “En esta sinfonía, el instrumento es la voz humana con un poder expresivo indescriptible”; Llega el clímax, seguido de un breve silencio. La atmósfera del vals impregna la atmósfera, que comienza con el tercer movimiento «Scherzo Allegro vivace» en forma de sonata, una danza campesina. Los suaves sonidos de la flauta contrastan con los acordes de los cuernos y las cuerdas, y en la dulce segunda melodía, el violín canta con emoción.
Con una apertura apasionada en las trompetas, “Finale “Allegro vivace » comienza con gran energía.
El primer tema es interpretado por los carpinteros, el siguiente evoca la Oda a la Alegría de la Novena Sinfonía de Beethoven y termina con una coda brillante en un final apasionante.
El director Enrique Parreño logra unir a la orquesta, con gran equilibrio en intensidad sonora, captando momentos brillantes de la orquesta en su elocuente acción, reflejando fielmente su interpretación específica de cada momento musical expresado por el aplauso de Nuestra Orquesta Sinfónica Nacional. homenaje a su dirección y la de la Orquesta.