(Infobae).-El Ministerio de Justicia y Seguridad Pública de Haití ha denunciado este miércoles un complot para matar al primer ministro interino, Garry Conille, y a varios de sus ministros, en el marco de la fuerte ola de violencia que atraviesa el país caribeño.
«Personas malintencionadas que actúan en nombre de ciertos sectores determinados de la vida nacional pretenden hacer todo lo posible para sembrar más disturbios y pánico en el país, atacando en particular la vida del jefe de Gobierno y de ciertos mimebros de su gabinete ministerial», reza un comunicado.
Ante esto, ha instado a las autoridades judiciales y policiales a que tomen las medidas «adecuadas» para garantizar el respeto al orden y proteger la vida y bienes de los haitianos, si bien en particular las de los servidores del Estado.
«Invitamos a la población a mantener la calma y la serenidad sin dejar de apoyar a las fuerzas de seguridad nacionales, apoyadas por las tropas de la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad, en sus incansables esfuerzos encaminados a restablecer la paz y la seguridad pública en todo el territorio nacional», ha concluido.
Horas antes, el Gobierno de Estados Unidos ha condenado «enérgicamente» la violencia de las pandillas en la capital haitiana, Puerto Príncipe, señalando que tiene el objetivo de «desestabilizar al Gobierno». La Embajada estadounidense ha asegurado que las fuerzas de seguridad han llevado a cabo operaciones conjuntas y han logrado proteger a los residentes de varios barrios, repeler a las pandillas, incautar armas y eliminar a numerosos pandilleros.
«Las personas que buscan desestabilizar a Haití para beneficio personal deberían preocuparse más por Haití y su gente. Los responsables tendrán que rendir cuentas ante las autoridades haitianas e internacionales», ha señalado la legación diplomática. Ante esta situación, ha pedido unidad en la lucha contra las pandillas, alegando que «no es el momento para disputas políticas», tal y como ha señalado a través de su perfil en la red social X.
Por su parte, la jefa de la Oficina Integrada de Naciones Unidas en Haití (BINUH), María Isabel Salvador, ha alertado ante el Consejo de Seguridad de que la situación de seguridad «sigue siendo extremadamente frágil, con picos de violencia aguda», señalando que desde su última intervención (en julio) «la situación en Haití lamentablemente ha empeorado», con la intensificación de las actividades de las pandillas, que han difundido terror y miedo, cometiendo asesinatos, secuestros y violencia sexual «de una brutalidad sin precedetnes en las regiones afectadas».
La directora ejecutiva del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), Catherine Russell, ha informado por videoconferencia que los grupos armados cometen regularmente graves violaciones de los derechos de los niños en el país caribeño. Tal y como ha explicado, en lo que va de año se ha producido un aumento «asombroso» de los incidentes de violencia sexual contra mujeres y niños. Además, los grupos armados están reclutando a niños para sus operaciones, llegando a representar entre un 30 y un 50 por ciento de los miembros.
Russell ha pedido a los miembros del Consejo que utilicen su influencia con los actores estatales y los grupos armados para proteger los Derechos Humanos, y ha instado a aumentar la financiación humanitaria y el apoyo en materia de protección a los actores humanitarios sobre el terreno, después de remarcar que el plan de respuesta humanitaria para 2024 está financiado únicamente hasta el 42 por ciento.
Haití no tiene presidente desde que a principios de julio de 2021 un grupo de sujetos armados irrumpiera en su residencia oficial y asesinara a Jovenel Moise. Poco después, Ariel Henry ascendió al puesto de primer ministro entre críticas y tras varios años de inestabilidad. En marzo de este año presentó su dimisión tras la oleada de violencia que sacudió la nación caribeña.
El Consejo Presidencial de Transición acabó designando a Garry Conille para llevar a cabo la tarea de paficicación en calidad de jefe de Gobierno. Su gabinete ha anunciado la creación de un Consejo Electoral Provisional para organizar las primeras elecciones en una década.