Economicas

¿Qué ciencia y tecnología son para qué desarrollo?

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Con la propuesta de fusión del MINERD y el MESCYT, se abrirá la discusión sobre qué agencia gubernamental gestiona las políticas y programas de ciencia y tecnología (CT).

Con la propuesta de fusión del MINERD y el MESCYT, se abrirá la discusión sobre qué agencia gubernamental gestiona las políticas y programas de ciencia y tecnología (CT). La cuestión de la innovación (por lo tanto, CT-i) se agrega a la ecuación.

Aquí, la premisa para la discusión es si estas políticas y programas de CT, o incluso más aún, CT-i, todavía se limita a el ámbito de la educación y especialmente de la educación superior, o va más allá, aunque lo incluyan. Especialmente si miramos la innovación (CT-i) tal como se produce en el mercado, en el sentido más amplio, con las empresas como actores -u otros actores gubernamentales o sociales (aunque sea creatividad, investigación y espíritu). La innovación incluye innovaciones que crean valor en los productos, procesos, marketing o la organización y son verificables en su implementación.

Entonces la pregunta está relacionada con: ¿qué ciencia y tecnología para qué desarrollo? Como recomienda Simon Sinek, empecemos por el por qué o mejor aún, ¿para qué?

Fomentar la innovación es urgente, especialmente la innovación tecnológica.

Fondocyt supone un gran paso adelante en el impulso de la investigación universitaria. Según su concepto, planeaba realizar una investigación en una corporación universidad-empresa.

Que yo sepa, no existe ningún proyecto de este tipo. Incluye proyectos de investigación y desarrollo (I+D) e innovación (productos y procesos). Sería bueno ver una lista de proyectos por categoría, pero me temo que los proyectos de este tipo son pocos, si es que hay alguno, inexistentes.
Califica (diría James G. March) que hemos avanzado en la investigación generando artículos en revistas indexadas y varias patentes (¡aunque todavía estén en las estanterías!).
Pero evitemos caer en la trampa. testomanía y cuantofrenia de las que nos advirtió Sorokin y nos sentimos tentados por la facilidad de medir aprovechando las bases de datos de medición bibliométrica.

Para evitar caer (o quedar) atrapados en la trampa de los ingresos medios, debemos acelerar el desarrollo del país, impulsando el elemento innovador en los caminos que conducen a él.

«Iberoamérica muestra el rezago respecto de los países de la OCDE La competitividad y la productividad han disminuido en la región durante los últimos 50 años. Para aumentar la productividad y la competitividad, América Latina debe complementar las inversiones en capital humano con esfuerzos para incrementar la innovación, la investigación y el desarrollo”, informe Educación Superior, Productividad y Productividad en América Latina del Instituto Iberoamericano para la Educación y la Productividad. OEI.

Liberemos toda formulación de políticas públicas y promoción de programas CT-i (¡atención a i!) de un marco limitado y dejemos que agregue altura y anchura con un diseño que responda adecuadamente a las importantes cuestión de qué se desarrolla la ciencia, la tecnología y la innovación.

Situemos una organización similar a una organización exitosa de La COLCIENCIA de Colombia o la SENACYT de Panamá, pueden estar en el ámbito del Ministerio de la Presidencia, pero esta altura busca una mayor amplitud y tiene una fuerte presencia del Ministerio de Industria y Comercio y del mundo empresarial, junto a académicos, institutos y empresas. centros de investigación.
Elaboremos políticas públicas y promovamos programas que se beneficien del privilegio del enfoque de triple hélice en el que las instituciones, el gobierno, el comercio y la academia conducen juntos. instalar y amplificar mejores innovaciones con mayor contenido tecnológico para escapar de la trampa de los ingresos medios en el camino hacia un desarrollo inclusivo, competitivo y sostenible.

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