Economicas

Caos y coches

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El alcohol y otras drogas invaden el tráfico urbano e interprovincial en una sociedad con una vasta economía de drogas y una economía viciosa y parasitaria.

El caos abunda en el tráfico. Reina la inseguridad. Salir a las carreteras y autopistas significa atentados, horas de trabajo perdidas, estrés y mal humor.

Los atascos en las carreteras son insoportables y los precios de los billetes son muy altos. Prevalece el descuido. El alcohol y otras drogas invaden el tráfico urbano e interprovincial en una sociedad con una vasta economía de drogas y una economía viciosa y parasitaria. No hay orden. No había regulaciones, y si las había, no había nadie que las hiciera cumplir.

Convoyes inundaron carreteras y estacionamientos… había ciudades al borde del colapso. Abundan los coches de lujo, conducidos con arrogancia, mientras circulan drogadictos y motos, coches y escombros voladores, reportando cada vez más muertes

Las amenazas de contaminación ambiental continúan, en constante aumento. El transporte público y sus megaproyectos están muy lejos de los factores que causan caos y altos costos. No pueden impedir el crecimiento del caos.

El consumismo ostensible y la propiedad jactanciosa de los medios de comunicación son fuertemente estimulados por la especulación financiera, las grandes industrias automovilísticas transnacionales y los distribuidores de vehículos nuevos y usados..
Todos se esfuerzan por conseguir un automóvil, incluso si no tienen vivienda, salud o seguridad alimentaria. Esto se produce constantemente. Mucha gente se endeuda para lograrlo.

Se celebran uno o varios salones del automóvil uno tras otro, todos bajo los auspicios de los principales bancos.
Ahora se celebra una exposición anunció el patrocinio de 8.000 vehículos de motor. Los anuncios están garantizados en la primera página, la publicidad es más agresiva.

Nadie puede detener la glotonería de los bancos. Nadie detiene a los diferentes emprendedores en este campo. Los coches se volvieron inadecuados para la carretera y era imposible aparcar. No importa que otros aumenten su riqueza prestando a altas tasas de interés y endeudando a la mitad del país.

No importa que aumenten las emisiones de gases tóxicos. Más caos y más muerte no importa.

Ellos son dueños del país y del mundo. Tienen el poder de matar, sembrar el caos, contaminar y destruir. Entonces: o decidimos destruir el mal, o el país, el planeta y la humanidad quedarán destrozados.

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