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“El Coronel no tiene quien le escriba” o una buena obra de teatro en República Dominicana

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Texto inédito.El quehacer de la nada Producir teatro de calidad es caro, muchas veces agotador, cíclico y predecible, como la piedra que siempre se encuentra en el camino.

Orestes Amador, y el joven actor José Vicente, en el baile del gallo, coreografía inicial de la obra. El coronel no tiene quien le escriba (Gabriel García Márquez) es una novela sobre la desesperación, la ingratitud oficial y la miseria rural de una Colombia que hemos conocido a través del artículo de Gabo.
La obra fue escrita durante su estancia en París en 1955, cuando fue enviado a la Ciudad de la Luz para asegurar la cobertura periodística de los medios para los que trabajaba como periodista, pero no fue así. Se publicó hasta 1961.
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Poner en escena un clásico moderno de la literatura popular latinoamericana implica, en primer lugar, aprovechar un texto que nos parece cercano, intentar ser valiente y comprometido, y en segundo lugar, que te permite para disfrutar una vez más de la calidad interpretativa del elenco y en especial de Elvira Taveras, Henssy Pichardo, Augusto Feria y Orestes Amador, actores, bailarines y realizadores. texto inédito.

El quehacer de la nada
Producir teatro de calidad es caro, muchas veces agotador, cíclico y predecible, como la piedra que siempre se encuentra en el camino.
Por supuesto, antes de subir al escenario, nadie tiene idea de lo que se necesita para pasar días en producción para que la magia en el escenario pueda volver a suceder. Nadie se imagina la cantidad de correo con propuestas de subvenciones, visitas a oficinas de decisiones de apoyo, llamadas y correos electrónicos que hay que reenviar, la mayoría de los cuales terminan en la papelera vacía, física o virtual, da igual.
Elementos técnicos

La ventaja de reseñar una pieza cinematográfica es la posibilidad de encontrar nuevos elementos en la misma obra que antes se habían pasado por alto o no estamos prestando suficiente atención. .

Uno de ellos es la gestión del espacio teatral. La decoración (Ángela Bernal) se adapta al entorno para crear cuatro espacios (las habitaciones -salón, dormitorio y cocina- de la casa del coronel retirado), la oficina de correos del pueblo, el salón de la casa del político y la zona de baile con el gallo, un intento realizado con elementos sugerentes, funcionales y sencillos, salvo en el caso de la hamaca que consideramos estrecha e incómoda cómoda a la hora de descansar.

Página vestuario (Lía Ross) son otra aportación a destacar: los desgastados trajes campestres de la pareja central (Amador y Taveras), la perfección del vestuario de Don Saba (Augusto Feria).

Universo luminoso (que La hoja no menciona quién lo realiza) sirve para reforzar distintos momentos o escenas en las que el acto de interpretación se divide, separado por pasajes recortados. negro.

Actuación
Oreste Amador como (Coronel), brilla y transmite la idea de impotencia. Demuestra su dominio vocal, capacidad física, espontaneidad y dedicación ante la responsabilidad de interpretar al personaje principal.

La actuación del actor joven José Vicente (Gallero) y Amador (bailarín de salón moderno) fue una de las mejores. Actúa en el teatro este año, debido a la sutileza de sus movimientos y su estilo icónico, entre ellos se encontraba un gallo real. Con estos dos imprescindibles espectáculos de danza, la obra acerca a los espectadores experiencias inolvidables.

Elvira Taveras vuelve a demostrar las múltiples razones por las que es considerada una maestra de la interpretación que nos transmitió desde el escenario, tantas emociones .

Augusto Feria, un talento que hemos apoyado muchas veces, que merece más que buenos papeles, el honor de todo el país. Como especulador y político profesional, brilló.

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