En medio de la creciente competencia entre China y EEUU, territorios estratégicos e infraestructuras como el Canal de Panamá, Groenlandia o el Golfo de México —que Donald Trump ha propuesto llamar El Golfo de América se ha convertido en un punto focal del conflicto por el control de las rutas comerciales y las perspectivas de poder global entre estas superpotencias. Así lo afirma el politólogo y experto en relaciones internacionales Juan González. En este sentido, destaca que el presidente electo Donald Trump ha mostrado su interés en fortalecer la influencia de Naciones Solidarias en esta región, reconociendo su valor. geopolítica de la conectividad biológica, la movilización militar y el comercio internacional.
«Estos puntos estratégicos no sólo aseguran ventajas en las redes globales de intercambio de mercancías sino que también consolidan la posición de poder de «quienes las controlan», afirmó el politólogo.
En ese contexto, el profesor de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) también señaló que Sin embargo, China ha desarrollado estrategias para diversificar sus rutas comerciales globales, para reducir su dependencia de los países históricamente dominados por Occidente. Infraestructura.
“Uno de los proyectos más ambiciosos de China en la región es el Biocorredor Central, que conectará el puerto de Chancay, en Perú, con el puerto de Santos, en Brasil. Este corredor promete transformar la dinámica comercial entre Asia y Sudamérica, brindando una alternativa más eficiente al Canal de Panamá y al Paso de Drake”, afirmó el académico.
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El Corredor Biológico Central es parte de la Iniciativa del Cinturón y la Ruta de China, una vasta red global de infraestructura diseñada para mejorar la conectividad en el transporte del gigante asiático, energía y comunicaciones a nivel global.
En ese sentido, dijo que en América Latina, este proyecto asegura a China un flujo continuo de materias primas importantes como el litio (básico para los vehículos eléctricos), el cobre, hierro o petróleo, así como productos agrícolas esenciales como la soja, el maíz o el trigo.
Destacó que la creciente competencia entre China y Estados Unidos Estados Unidos y los Estados Unidos en América. América Latina no sólo cambiará la dinámica de poder en la región, sino que también planteará una serie de desafíos y oportunidades.
«Algunos países de la región podrían beneficiarse del enfoque de EE. UU. para mitigar los riesgos de la cadena de suministro a medida que «Por razones de seguridad nacional, la producción de componentes críticos como semiconductores se aleja de China (offshore) y hay que pedir a los países amigos o cercanos que adopten una estrategia de amigo a amigo o nearshore», dijo.
En ese sentido, señaló que los países latinoamericanos deberían adoptar estrategias diplomáticas más proactivas y sofisticadas en el manejo de sus relaciones con las dos superpotencias, a fin de obtener acceso a capital y tecnología en términos más favorables, lo que permitiría para estimular su desarrollo y mejorar así el bienestar de las personas.
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