Un asunto que todos los días tenemos que ponerle cuidado y que jamás se agota. Es el más cotidiano y riesgoso, es la condición mental que más angustia a las personas. A pesar de ello, durante el primer mes del año es necesario resaltarlo para que los individuos lo advertan, puedan evitarlo y toman medidas que les asistan a soportar la fuerte influencia emocional que es la depresión, de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud en la nación dominicana un 4.7% de la población está bajo la influencia de esta enfermedad. Un análisis post pandemia de COVID-19 hecho por Unicef señala que el quince por ciento de las casas analizadas presentaron señales de depresión y / o ansiedad; por su parte la institución nacional de estadísticas señala que el sesenta y nueve por ciento de las muertes por suicidio están asociadas a esta causa, además la tasa de fallecimiento fluctúa entre seis y siete por ciento entre el 2019 y el 2023, haciendo más complicada y problemática la situación de la salud mental y las relaciones sociales en el país. Luego del Adviento, para varios es pelear con mayores índices de ansiedad, de estrés o de depresión. El malestar es más frecuente de lo que parece en un principio. Se enternecen frente al propósito de un novedoso régimen alimenticio. En el momento en que se piensa en que otra vez nos distanciamiento de las personas que queremos, es posible que sea complejo, terrible y no se soporte en muchas ocasiones hasta el fin del año. Una crisis, de acuerdo a lo que expresan Swensen y Hartsough (1983), es una circunstancia en la que los trảiios de un individuo o de una familia llevan a una quiebra en las formas habituales de amor, comportamiento o representaciones de sí mismo. De acuerdo con Jones y Polar (1968), es una circunstancia intolerable que con seguridad se volverá en una calamidad o desastre si no se toman ciertas acciones en el ámbito psicológico y organizacional de manera inmediata. La misma puede ocasionar la regresión o la disipación, «respectivamente». Presenta indicios específicos como: alteraciones en el apetito, cambios en la patrón de sueño, fatiga y poca energía, sentimientos de ineptitud, culpabilidad o desesperación. Es beneficioso asistir a la persona que tiene depresión apoyándola con lentitud, escuchándola (que esté consciente de que no está sola) sin contradecirlo ni juzgarlo ni criticarlo, ni decirle lo que «debería o no hacer». Es benefactor para validar sus sentimientos en vez de ofrenda, castigo o sermoneo, burlarse, ser irónico o menospreciarla. Se aconseja que la incentiven a demandar ayuda profesional y realizar todo lo posible para asistirla en la búsqueda de un profesional de la salud mental o psiquiatra. Asimismo, hágale un homenaje recordándole sus provechos, sus habilidades y sus récords. Puede alzar su ánimo (sin oprimirla) y acompañarla en sus paseos, ir al parque, ir al gimnasio, comer un helado o tomar un café, leer un libro, etc. La depresión se genera por una mezcla de componentes genético, bacteriológico, fisionómico y psicológico (TDM)
La depresión en el transcurso de las festividades de Navidad.
Un asunto que todos los días tenemos que ponerle cuidado y que jamás se agota.
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