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RUSIA-USA-CHINA El partido de prueba en el Ártico entre Washington, Beijing y Moscú

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En la capital de Rusia, Moscú (AsiaNews), – Cuando Donald Trump, de manera reciente llegó a la Casa Blanca, dijo en unos días que le encantaría beber Groenlandia, los rusos se sintieron alarmados de manera inmediata, en vez de reírse de la ridícula ironía del estadounidense. El representante del Kremlin, Dmitry Peskov, responded de manera inmediata con un solemne comunicado en el que declaraba que el territorio ártico tiene importancia estratégica para la nación rusa, y que deseaban quedarse en ese lugar por un tiempo extenso. La explotación de petróleo, gas y las actividades de la empresa nuclear Rosatom, además de las bases de la armada en los hielos del Ártico son pruebas sobrantes de la enorme atención que le da el gobierno ruso a la región que rige el planeta completo. Las aguas del Ártico no únicamente se utilizan con el objetivo de hallar materias primas que extraer, sino también para establecer bases de operaciones y controlar la dirección de los transportes de carga. Los habitantes de la Rusia soviética utilizan estas zonas para probar armamentos nucleares de capacidad limitada y misiles de distancia larga, y en el 2021 Putin creó la Flota del Norte como una zona autonomous del ejército ruso. Cada año, China incrementa la cuantía de sus suministros en esta dirección, y Rusia a cambio edifica rompehielos nucleares para los chinos, hasta el grado en que China también se denomina como la superpotencia del Ártico. Interesante será observar la manera en la que Rusia, China y Estados Unidos se dividen la tierra, sea por medio de un acuerdo económico o por medio de una forma de lucha, esperemos que no se terminen en más «operaciones militares especiales». A partir de 2007, el Ministerio de Recursos Naturales de Rusia ha reconocido, por medio de una expedición de especialistas, que la «Dorsal de Lomonosov» es de ellos, y que fue hallada por los rusos en el año 1948 por debajo del Círculo Ártico, en una extensión que comprende 1.800 kilómetros. Desde las islas de Novosibirsk hasta la de Ellesmere, en la parte del archipiélago ártico que se encuentra en territorio canadienses, con una amplitud que varía entre sesenta y doscientos kilómetros y tres mil metros sobre el piso del océano, Canadá ha rechazado la propuesta de Rusia de ponerle una bandera. Las declaraciones de Trump sobre la compra de Groenlandia, que han sido manifestadas durante su primer cargo como presidente, no se refieren a acciones concretas que realiza Estados Unidos en este sentido, más bien se trata de manifestaciones de una lobby económico, la actividad principal que tiene el nuevo presidente. Los norteamericanos de Rusia parecen estar bastante de acuerdo en que la pastelera reparte los pastelitos con la América de Trump, y en caso de que dividan el Ártico, lograrían encontrar la manera de distribuir la Tierra entera sin tener que someterse a los chinos. En efecto, Trump no ha sido muy acogedor a la hora de dividir las cosas, primando en primer lugar su propio interés; sin embargo, Rusia actúa en este momento por fuera de las normas internacionales aceptadas, específicamente en lo que a geografía se refiere, y no desea someterse al reconocimiento oficial de zonas de influencia, como es el caso del territorio neutral del Ártico, donde los rusos planean armamentos para sacarse los depósitos.

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