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Asombroso: hallan fósiles de un ave que se extinguió hace 24.000 años

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Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Tarragona – La identificación en las montañas de Prades (Tarragona, al este de España) de fósiles de Pinicola enucleator, un ave boreal extinguida hace más de 24.000 años, constituye una prueba directa de la presencia de especies árticas en latitudes sureñas e indica que el clima en la zona era mucho más gélido y árido.

El descubrimiento, publicado en la revista Geobios, ha sido encabezado por el Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES-CERCA), que ha encontrado estos restos fósiles en la Cova del Cudó de Mont-ral, en las montañas de Prades (Tarragona).

Según el IPHES, este hallazgo proporciona “una prueba directa de la presencia de especies árticas en latitudes meridionales”, e indica que “el clima en la zona era mucho más frío y seco, con bosques abiertos y condiciones típicamente boreales”.

Los investigadores se enfocaron en dos cavidades cercanas a Mont-ral: la Cova del Cudó y la Cova dels Galls Carboners, con más de 450 restos de aves analizadas, y realizaron un análisis tafonómico detallado para comprender cómo se acumularon los restos y qué depredadores intervinieron.

En la Cova del Cudó, la mayoría de los restos corresponden a pequeños pájaros, con un 41% de huesos que presentan marcas de digestión.

Estos datos sugieren que aves rapaces nocturnas, como búhos, y diurnas, como los halcones, usaban la cavidad como lugar de alimentación y descanso.

Por su parte, la Cova dels Galls Carboners muestra una acumulación mayoritaria de palomas, lo que sugiere que podría haber sido una zona de cría.

Las marcas de dientes presentes en muchos huesos indican una alta presión de depredación por parte de pequeños carnívoros, como el zorro o el lince ibérico, que aprovechaban la vulnerabilidad de las crías en los nidos.

Según el estudio, este patrón de depredación sistemática sobre crías de aves por parte de pequeños carnívoros es poco común en yacimientos europeos del Pleistoceno, y abre nuevas vías de estudio sobre las estrategias de caza y alimentación de estos animales en entornos de cuevas.

“Lo que hemos encontrado es un archivo natural excepcional que nos permite reconstruir con gran precisión cómo eran los ecosistemas durante uno de los periodos más fríos del Pleistoceno. La presencia de especies boreales en estas latitudes demuestra hasta qué punto los enfriamientos climáticos globales transformaron los hábitats del sur de Europa”, explica el autor principal del estudio, Mario Marqueta.

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