Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Dichoso el hombre que persevera ante la tentación; porque, tras haber salido airoso de la prueba, recibirá la corona de la vida. Santiago 1: 12
A menudo nos interrogamos: ¿Qué sucedió? Si no era mi intención, ¿por qué actué así? Luego juramos no reincidir. Sin embargo, estas promesas resultan infructuosas, pues en poco tiempo olvidamos lo prometido.
Esto evidencia que nuestra voluntad es frágil, sujeta a nuestros anhelos y a los deseos carnales. Por eso, al ver o escuchar algo que nos atrae, actuamos sin dudarlo.
Dios nos insta a resistir esa prueba de fuego de lo que nos agrada, aunque no sea lo más apropiado, porque quien lo logra obtendrá la corona de la vida, que es la salvación de nuestra alma. El enemigo pugna constantemente para que perdamos lo que Él ya conquistó por nosotros.
Agregar Comentario