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WASHINGTON-“Yo he sido una víctima. He visto sufrir y morir a mi familia, a mis compatriotas y amigos vivir en la zozobra por no tener derechos fundamentales”, declara en entrevista con EFE la activista, de 36 años.
Payá llevó a la CIDH el caso del fallecimiento de su padre en un sospechoso accidente automovilístico en 2012 en Cuba, por el cual el organismo responsabilizó al Estado cubano tras diez años de proceso.
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“La única instancia de rendición de cuentas que mi familia ha obtenido es precisamente el informe de la Comisión”, recuerda.
“Quiero lo mismo y algo mejor para cada ciudadano de las Américas que ha visto sus derechos conculcados”, señala Payá, quien dice que ha podido conocer de primera mano tanto las luces como las sombras de la Comisión.
PROPONE ACELERAR LOS PROCESOS DE LA CIDH
Rosa María Payá fue nominada por la Administración de Donald Trump a integrante de la CIDH y recibió el encargo por parte del secretario de Estado, Marco Rubio, de origen cubano.
Fundadora de la iniciativa Cuba Decide, que aboga por la democratización de la isla, Payá sostiene que está marcada por “una vida adulta dedicada a la defensa de los derechos humanos” y que ha trabajado con organizaciones de la sociedad civil desde Canadá hasta Chile.
Esa experiencia, dice, le ha permitido identificar con claridad los desafíos que enfrentan las víctimas, así como los límites del sistema actual.
Asegura que la CIDH puede y debe ser más accesible, más rápida y más relevante para las víctimas. Se trata de un órgano autónomo de la Organización de los Estados Americanos (OEA) encargado de velar por la protección de los derechos humanos en América.
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“Creo que puedo contribuir mucho al trabajo de la comisión acercando esas voces, las voces de los defensores y las víctimas, a la comisión”, sostiene.
IDENTIFICA CUATRO CRISIS PRINCIPALES
Payá identifica cuatro crisis de derechos humanos especialmente graves en la región: Haití, Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Aunque esos tres últimos países no participan en el sistema interamericano, Payá subraya que la CIDH mantiene jurisdicción sobre sus casos y que la Comisión debe seguir visibilizando esas violaciones con sus recomendaciones.
Sobre la situación en su Cuba natal, denuncia una profunda crisis energética, sanitaria y alimentaria “mientras los militares cubanos mantienen millones de euros en bancos extranjeros”.
Como ciudadana cubana y estadounidense no puede participar en las decisiones que tome la Comisión sobre esos dos países, pero afirma que “por supuesto” seguirá luchando por la “recuperación de la democracia” en la isla.
“Creo que está claro que la salida de la crisis pasa por la salida de la dictadura y en esa dirección deberían apoyar los Estados”, sostiene.
Cuestionada por el endurecimiento de las políticas migratorias de Trump y el envío de migrantes, acusados de criminales, a la megacárcel de El Salvador, Payá responde que cada Estado es soberano para definir sus reglas.
No obstante, sostiene que la función de la CIDH es velar por el respeto a los derechos humanos en todos los contextos.
“Yo también soy migrante en este país (EE.UU.) y mi rol en la Comisión será velar porque los derechos humanos de los migrantes se cumplan”, asegura.
La Asamblea General de la OEA elegirá en junio, en Antigua y Barbuda, a los tres puestos vacantes de la CIDH de entre siete candidatos presentados por los Estados miembros.
Por Eduard Ribas i Admetlla, Agencia EFE.
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