Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.
Santo Domingo.- En cuestión de segundos, un sitio cargado de historia y ritmo se convirtió en escenario de tragedia. La discoteca Jet Set, ícono de la vida nocturna capitalina, pasó de ser sinónimo de alegría y prestigio a un lugar marcado por la muerte y la desolación, tras el colapso de su techo ocurrido el pasado martes.
Fue entonces cuando pesados muros de concreto cayeron sobre las centenares de personas que se divertían al compás de la música de Rubby Pérez, uno de los merengueros más populares del país que, al igual que uno de sus músicos, se cuentan entre los 226 fallecidos que causó el siniestro.
La discoteca nació como un lugar modesto, pero acogedor, y con el paso de los años fue adquiriendo sofisticados equipos de música, luces y una decoración que invitaba al disfrute.
El merengue, la salsa, la bachata y los ritmos urbanos tenían su espacio en este lugar.
A medida que pasaba el tiempo, la pista de baile resultaba pequeña cuando se presentaban merengueros dominicanos como Fernando Villalona, los Hermanos Rosario, Sergio Vargas o el propio Rubby Pérez, en los ‘Lunes del Jet Set’, la fiesta más esperada por muchos cada semana y que concluía en la madrugada de los martes.
El venezolano Óscar de León, el dominicano José Alberto ‘El Canario’, su compatriota Yiyo Sarante y los puertorriqueños Gilberto Santa Rosa, Tito Nieves y Víctor Manuelle figuran entre los salseros que amenizaron el lugar.
La bachata no se quedó atrás con la presentación de sus más conocidos intérpretes: Anthony Santos, Raulín Rodríguez, Frank Reyes o Zacarías Ferreiras.
El puertorriqueño Don Omar y los dominicanos Mozart La Para, Vakeró y Don Miguelo también dieron vida al popular centro nocturno.
La discoteca no solo tenía sus lunes de artistas en vivo, pues de viernes a domingo abría sus puertas. Era frecuente la celebración de fiestas privadas en Jet Set.
En los años 80 enfrentó con éxito el desafío que suponía el surgimiento de varias discotecas en la capital dominicana, algunas de ellas en lo que luego se convirtió en el municipio de Santo Domingo Este.
Varios de los que murieron el martes eran habituales de Jet Set, tenían mesas reservadas y eran atendidos por los mismos camareros.
Uno de ellos era el exlanzador de Grandes Ligas, Octavio Dotel, campeón de la Serie Mundial con los Cardenales de San Luis, quien tampoco sobrevivió.
En esta discoteca, que en 2023 sufrió un incendio sobre el cual algunas voces piden ahora que se investigue si pudo ocasionar algún daño estructural, se había creado un ambiente familiar para muchos, incluidos políticos, funcionarios, altos ejecutivos, periodistas y artistas.
Aunque no se ha emitido una cifra oficial, se estima que el lugar tenía capacidad para unas 700 a 1,000 personas, sin incluir los empleados.
Su espacio para bailar, sus mesas para estar sentado tomando algo mientras se disfrutaba de la música y de la conversación, su zona VIP y, por supuesto, el escenario situado en uno de los laterales y que acogió a tantos artistas, han quedado ahora reducidos a la nada.
Mientras el país asimila lo sucedido, la instalación deja atrás toda una historia de diversión, para dar paso a tristezas y añoranzas.
Agregar Comentario