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La luz que retorna: la resurrección como el renacer del espíritu

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Este contenido fue hecho con la asistencia de una inteligencia artificial y contó con la revisión del editor/periodista.

Es la convicción de que el sufrimiento no tiene la última palabra, y que hay algo en ti -y en tu pasado- que puede resurgir, incluso después del derrumbe.

“Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.”

– Juan 11:25

Jesús no solo regresó a la vida. Volvió a la herida, al lugar del temor, al corazón de los suyos… para demostrar que la muerte puede ser vencida por el amor perseverante.

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La promesa de Jesús no fue solo vivir eternamente…

Sino volver a ver a quienes el amor nos unió y la muerte nos separó.

Jesús no resucitó para asombrar.

Resucitó para volver a caminar junto a nosotros.

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La resurrección no es solo un acontecimiento antiguo ni una doctrina futura.

Y quienes creen en Él, aunque hayan enterrado a alguien amado, pueden levantarse del polvo del alma y decir:

-Tú también puedes volver a vivir.

-Tú también puedes volver a sentir luz.

-Tú también puedes volver a ser abrazo para otros.

Y aunque aún no puedas abrazar a quien se fue, la resurrección es la promesa de que el amor verdadero no muere, solo se adelanta… y que el reencuentro será más glorioso que la despedida, para aquellos que ponen su fe en Jesús, el Resucitado que da vida a los muertos.

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