Salud

Así se describe el Ictus, el motivo del fallecimiento del papa Francisco

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El Sumo Pontífice dejó el hospital romano Gemelli el 23 de marzo, tras lidiar durante 38 días con una neumonía bilateral polimicrobiana que le causó dos fallas respiratorias y una renal que pusieron en riesgo su vida, además de bronquitis múltiple, hipertensión y diabetes.

El documento, rubricado por el director de Sanidad e Higiene del Estado de la Ciudad del Vaticano, Andrea Arcangeli, certifica que el deceso ocurrió a las 7:35 horas locales (5:35 GMT) del 21 de abril en su apartamento, la residencia vaticana Casa Santa Marta.

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El ictus, como el del papa, es un accidente cerebrovascular, una alteración repentina de la circulación cerebral que afecta la función de una zona concreta del cerebro, según la Sociedad Española de Neurología.

El ictus puede ser provocado tanto por una reducción significativa del flujo sanguíneo que recibe una parte de nuestro cerebro, como por la hemorragia originada por la ruptura de un vaso cerebral.

En el primer caso se trata de un ictus isquémico: son los más comunes (hasta el 85% del total) y su resultado final es el infarto cerebral: condición irreversible que causa la muerte de las células cerebrales afectadas por la falta de oxígeno y nutrientes transportados por la sangre.

En el segundo caso es un ictus hemorrágico: menos habitual, pero su tasa de mortalidad es significativamente mayor.

Hay algunos factores que no se pueden evitar, pero otros sí, a través de hábitos de vida saludables.

Ir cuanto antes a un centro médico es fundamental. El Código Ictus es el procedimiento de actuación sanitaria prehospitalaria basado en el reconocimiento temprano de los signos y síntomas de un ictus con el fin de priorizar el traslado y los cuidados del paciente con el objetivo de proporcionar un tratamiento lo antes posible que mejore el pronóstico y disminuya las secuelas.

Según el tipo de ictus, isquémico o hemorrágico, se consideran tratamientos orientados a restaurar la reperfusión vascular, mediante trombolisis o trombectomía, y en ciertos casos recurriendo a la cirugía.

Entre un 40 % y un 60 % de los pacientes que sobreviven a un ictus sufren algún tipo de secuela. Recibir rehabilitación es crucial para la recuperación.

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