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EE.UU. insinúa que podrían aplicarse “sanciones adicionales” si Rusia agrede a civiles.
Los tártaros, reacios a admitir Crimea como territorio ruso.
La posible decisión del presidente estadounidense, Donald Trump, de reconocer Crimea como territorio ruso, representa un peligro para los tártaros de Crimea, el pueblo originario de esta península, que sufre una fuerte represión desde su anexión por Rusia en 2014.
Para los tártaros de Crimea, una minoría musulmana cuyas expectativas de resurgimiento cultural y nacional dependen de que Crimea vuelva a estar bajo dominio ucraniano, esta acción legalizaría las “políticas de etnocidio” de Rusia, según el Mejlis, su organismo representativo, vetado por Moscú.
La ocupación rusa ha conllevado la detención de centenares de activistas, la prohibición de prácticas religiosas, la rusificación obligatoria y la destrucción del patrimonio cultural. El desplazamiento masivo de rusos a Crimea ha modificado su composición demográfica y arrinconado aún más a la población nativa.
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