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Ayer, lunes, la administración del presidente estadounidense, Donald Trump, intensificó su ofensiva contra la inmigración irregular. Se anunciaron más redadas en centros de trabajo, la detención en instalaciones militares y mayor presión sobre los santuarios de inmigrantes.
Anoche, Trump firmó dos órdenes ejecutivas destinadas a facilitar las detenciones de inmigrantes y a combatir a las ciudades y condados, conocidos como santuarios, que restringen la cooperación de sus policías locales con las autoridades de inmigración.
El anuncio fue realizado por el asesor de inmigración Tom Homan, en compañía de la portavoz de la Casa Blanca, Karoline Leavitt.
La primera orden ejecutiva busca “reforzar y desatar” a las fuerzas del orden de Estados Unidos para perseguir a los inmigrantes, especialmente a aquellos con antecedentes penales, según Leavitt, sin ofrecer detalles. La segunda orden instruye a los departamentos de Justicia y Seguridad Nacional a publicar una lista de jurisdicciones estatales y locales que “impiden la aplicación de las leyes federales de inmigración”. Trump ha criticado a las ciudades santuario, lideradas por demócratas, que limitan la cooperación de su policía con el ICE.
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