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Cádiz (1973) Redactor y editor especializado en tecnología. Escribe profesionalmente desde 2017 para medios de comunicación y blogs en español.
Elon Musk, el magnate detrás de Tesla, SpaceX y Neuralink, ha hecho una predicción que no ha dejado indiferente a nadie: en un plazo de cinco años, los robots en cirugía no solo igualarán, sino que superarán a los mejores cirujanos humanos del mundo en precisión y velocidad. Su afirmación se basa en la experiencia directa de su empresa Neuralink, que ya utiliza robots especializados para implantar electrodos en el cerebro, una tarea imposible de realizar con la exactitud necesaria con manos humanas.
Según Musk, los hilos que componen los implantes cerebrales de Neuralink son tan finos y delicados que solo un robot puede insertarlos de forma segura y eficaz. Este argumento le sirve como base para vaticinar que la robótica quirúrgica será una herramienta fundamental en los quirófanos del futuro y acabará liderando los procedimientos más complejos.
Pero la visión de Musk no es una simple teoría futurista: ya existen casos prácticos que refuerzan su planteamiento. La empresa de tecnología médica Medtronic ha desarrollado el sistema robótico Hugo, que se ha puesto a prueba en hospitales de Estados Unidos. En una muestra de 137 procedimientos quirúrgicos, que incluyen prostatectomías, nefrectomías y cistectomías, Hugo alcanzó una tasa de éxito del 98,5%, muy por encima del objetivo clínico del 85%.
Este resultado ha generado un gran interés en la comunidad médica y tecnológica, mostrando cómo los robots pueden intervenir con una precisión constante, reduciendo complicaciones y errores humanos. En un entorno quirúrgico donde cada milímetro cuenta, el papel de la robótica se vuelve cada vez más relevante.
El interés de Musk por la robótica no se limita a Neuralink. Desde Tesla, también se están desarrollando robots humanoides destinados a realizar tareas repetitivas o peligrosas, lo que demuestra su visión a largo plazo sobre la automatización en distintos sectores, incluida la medicina. Aunque estos robots no están diseñados específicamente para el entorno quirúrgico, sí reflejan una clara apuesta por aplicar la inteligencia artificial y la robótica para resolver retos complejos en múltiples áreas.
A pesar del entusiasmo generado por estas tecnologías, muchos expertos mantienen una postura más moderada. Reconocen que los robots pueden superar a los humanos en tareas que requieren una precisión extrema o una repetibilidad absoluta, pero subrayan que el juicio clínico, la intuición médica y la capacidad de improvisación siguen siendo, por ahora, dominio exclusivo de los humanos.
La tendencia apunta a una colaboración entre humanos y máquinas, donde los robots se encarguen de ejecutar con exactitud y los médicos supervisen, decidan y adapten el procedimiento según las circunstancias del paciente. En ese modelo híbrido podría residir el verdadero futuro de la cirugía avanzada.
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