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Cuando volvía de Perú -donde ofició como obispo por casi dos décadas- o de Roma, no iba a hoteles, sino a la casa de su hermano John.
El papa León XIV es recordado en su Chicago natal por muchas cualidades, pero también por sus gustos “sencillos” y hasta humildes: basta decir que cuando regresaba a visitar a sus hermanos agustinos, con quienes se formó como fraile, compartía con ellos “pizza y cerveza”, o “tacos y margarita”, como recuerda este viernes un amigo del seminario.
El padre agustino John Merkelis, hoy presidente del Instituto católico de secundaria Providence en New Lenox (sur de Chicago), describió a EFE a Robert Prevost, Bob para los amigos, como un hombre humilde que disfrutaba de los placeres sencillos.
Así, relató que cuando volvía de Perú -donde fue obispo casi dos décadas- o de Roma, no se hospedaba en hoteles, sino que iba a casa de su hermano John o incluso se conformaba, aun siendo cardenal, con el cuarto de huéspedes que los agustinos tienen dentro del complejo del instituto.
Lo que casi siempre hacía, recuerda Merkelis -con quien compartió seis años en su adolescencia y entró al seminario, y a quien veía en cada viaje de regreso a Chicago- era salir a compartir “pizza y cerveza”.
Su última visita a Chicago fue en agosto del año pasado, y Merkelis recuerda que se sentaron a comer tacos y margaritas -“una sola margarita, ¿eh?”, puntualiza- y se pusieron a conversar de lo divino y lo humano, y de lo que para él había significado su responsabilidad como cardenal, más su nuevo cargo al frente del Dicasterio.
“Fue todo confidencial”, agrega Merkelis.
¿Sintió Merkeris en su amigo, ahora nuevo cardenal con poder en Roma, un hombre político? Sonríe, y responde, enigmático: “¿Acaso no lo somos todos?”.
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