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A sus 40 años, Priscila Rivera, la legendaria ex capitana del equipo nacional femenino de voleibol de República Dominicana, ha encontrado una nueva forma de amar, más profunda y que cambia: la maternidad consciente.
Ahora, lejos del ruido de las canchas y los himnos de triunfo, Priscila experimenta una etapa distinta, definida por la ternura y el aprendizaje.
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“Estoy enamorada de mi hijo”, afirma sin rodeos. Se refiere a Teo, su bebé de un año, a quien llama con cariño su “regalo divino”.
No hay ninguna duda en sus palabras. La misma dedicación con la que lideró a “Las Reinas del Caribe” por dos décadas, con la que ganó medallas en Centroamericanos, Panamericanos y Copas Panamericanas, es la que ahora le dedica a su pequeño campeón.
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