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MADRID, 26 de mayo (EUROPA PRESS) –
Un grupo de investigadores ha desvelado un hecho llamativo entre los chimpancés salvajes de África Occidental: el uso de piedras para producir sonido, presumiblemente con fines comunicativos.
Durante una investigación de campo de cinco años, biólogos del comportamiento de la Universidad de Wageningen y el Centro Alemán de Investigación de Primates obtuvieron grabaciones de video en cinco ubicaciones diferentes dentro de una reserva natural en Guinea-Bissau. Esto fue viable gracias al uso de cámaras trampa y al respaldo crucial de guías de campo locales. En áreas específicas, se observó un patrón de conducta asombroso: los chimpancés machos adultos golpeaban repetidamente piedras contra los troncos de los árboles, lo que resultaba en acumulaciones de piedras distintivas al pie de estos.
El estudio se publica en la revista Biology Letters.
La autora principal, Sem van Loon, denomina este comportamiento como “tamborileo asistido por piedras”. “Parece estar relacionado con el clásico tamborileo con manos o pies sobre raíces huecas de contrafuertes, que los chimpancés emplean para transmitir información a largas distancias o para manifestar dominio”, explica en un comunicado.
No obstante, existen claras diferencias: antes de arrojar piedras, los animales tienden a emitir jadeos fuertes, seguidos de silencio, un patrón opuesto al de los tambores tradicionales, donde el silencio suele anteceder al ruido.
Van Loon intuye que este comportamiento tiene una motivación distinta. “Es posible que estos sonidos fuertes y de baja frecuencia tengan como objetivo transmitirse más allá de la comunicación intragrupal habitual”, sugiere. “Las propiedades acústicas de una piedra al impactar contra un árbol lo hacen posible en áreas densamente arboladas”.
Las observaciones señalan a la transmisión cultural. Los chimpancés jóvenes adoptan el comportamiento de los miembros mayores del grupo, lo que sugiere que se aprende socialmente y no se hereda genéticamente.
Marc Naguib, profesor de Ecología del Comportamiento, subraya la relevancia general del descubrimiento: “Ilustra que la cultura no es exclusiva de los humanos y que estos comportamientos deben tomarse en cuenta también en la conservación de la naturaleza”.
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