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En los últimos cinco años, la rabia humana en el país solo registra un caso, lo cual representa una marcada disminución. Esto contrasta con los cinco años previos, cuando se reportaron casi 16 casos de esta enfermedad infecciosa y generalmente mortal, transmitida por animales infectados.
Así lo informó el director del Centro de Prevención y Control de Enfermedades Transmitidas por Vectores y Zoonosis (Cecovez), José Luis Cruz Raposo, al indicar que esta reducción también se ha observado en perros y gatos.
“Nuestro objetivo es llegar a cero, es decir, no tener ningún caso de rabia en humanos en un lapso de diez años, enfocándonos principalmente en reducir la rabia en animales domésticos”, puntualizó.
En este sentido, explicó que buscan disminuir la positividad de los animales que mueren de manera sospechosa, mostrando signos de rabia, tal como ha ocurrido en los últimos diez años.
Por ejemplo, en 2015, se registraron más de 100 animales, tanto domésticos como salvajes, que, enviados al Laboratorio Nacional Doctor Defilló, resultaron positivos. Actualmente, el promedio de animales positivos a la rabia ha disminuido a 40 por año.
Al participar en el “Foro de eliminación de la rabia humana por transmisión canina en el contexto de Una Salud”, Cruz señaló que el principal responsable del virus de la rabia en el país es el hurón o mangosta, que entra en contacto con poblaciones de granja y animales domésticos, especialmente perros y gatos.
El último caso de rabia humana se detectó en 2024. Esta afección es una zoonosis, cuyos síntomas se asemejan a los de la gripe, como fiebre, dolor de cabeza, malestar general y, en algunos casos, dolor y parestesia en el área de la mordedura.
“Esto no significa que haya más circulación del virus, sino que la población es cada vez más consciente y busca ayuda inmediata en cualquier hospital provincial”, indicó.
Asimismo, comentó que, aunque los agredidos suelen recibir pocas dosis, la cantidad de dosis no necesariamente refleja la cantidad de personas agredidas, ya que algunos podrían requerir hasta cinco dosis, especialmente si el animal fallece o se pierde el rastro en los primeros 10 días.
Por ello, una vez que ocurre la agresión, se dispone de más de 10 días como ventana de tiempo para iniciar el esquema de vacunación, la medida más efectiva, dado que la enfermedad tiene un período de transmisión o incubación de 10 a tres meses.
“Pero si en ese lapso de tiempo no se toman medidas, la persona no acude al médico ni inicia el esquema de vacunación, puede desarrollar rabia. Una vez que se presenta la rabia, hay poco que hacer, y es mortal en un 99.7 o 99.9 por ciento”, declaró el director de Cecovez.
Por su parte, el viceministro de las Direcciones Provinciales de Salud, Luis Nelson Rosario, enfatizó que todas las direcciones provinciales y áreas de salud en el país tienen operativos constantes de vacunación de mascotas, e instó a la población a colaborar con los veterinarios y enfermeros para erradicar la rabia.
“Abran las puertas a los vacunadores del Ministerio de Salud Pública, la vacuna está disponible. Y la vacuna que no se usa, vence”, dijo Rosario.
En el caso de animales callejeros, es decir, sin dueño, resaltó que el equipo, en colaboración con las alcaldías municipales, trabaja para vacunarlos, con el objetivo de inmunizar a todos.
Ambos funcionarios se expresaron en estos términos durante su participación en el Foro de eliminación de la rabia, celebrado en la Universidad Nacional Pedro Henríquez Ureña (Unphu), donde se busca desarrollar y actualizar estrategias para erradicar la enfermedad.
Según la representante de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el país, Alba María Ropero, la rabia es responsable de unas 59 mil muertes al año, lo que se traduce en una muerte cada nueve minutos, afectando principalmente a niños en zonas rurales.
La eliminación de la rabia forma parte de la estrategia 30-30 de la organización, que tiene como objetivo eliminar 30 enfermedades para 2030, incluyendo aquellas prevenibles por vacunas.
Consideró que es necesario un censo de la población canina para actuar de manera adecuada, y que la detección oportuna de cada brote permite salvar vidas.
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