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“Yo y la ciencia ya no podemos más”, fue la frase que el doctor le dijo a la esposa de Naut en el Centro Médico UCE, anticipando lo peor. Sin embargo, el riñón se salvó y siguió funcionando por 26 años hasta que necesitó otra operación. En esta ocasión, la donante fue su hija menor.
En 1998, Víctor José Naut Montes de Oca fue hospitalizado por insuficiencia renal. Luego de esto, fue sometido a diálisis durante 8 meses, mientras esperaba un donante de riñón que le brindara una segunda oportunidad de vida.
“En esa ocasión tuve la suerte de recibir la donación de una hermana de padre y madre, éramos casi idénticos, gemelos genéticamente hablando”, comenta Naut Montes de Oca, quien el año pasado tuvo que someterse a otro trasplante de riñón.
“La operación fue un poco dramática. Porque el riñón no funcionó de inmediato. Todo el suero que me pusieron se me fue a los pies, se me hincharon. Después de 15 días tuve fiebre durante 21 días seguidos”, recuerda Naut de su primera operación.
“Yo y la ciencia ya no podemos más”, fue lo que el doctor le dijo a la esposa de Naut en el Centro Médico UCE, esperando ya lo peor. Pero el riñón se salvó y funcionó por 26 años hasta que necesitó una nueva operación. Esta vez, la donante fue su hija menor.
“Primero conté con la donación de mi hermana de padre y madre, Juana Lupina, a quien le estaré eternamente agradecido. Y para la segunda, conté con mi hija”, afirma el exprofesor de finanzas de la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).
Para esta segunda operación, los preparativos se realizaron con meses de anticipación hasta llegar al 10 de mayo, día programado para la cirugía. Esta vez no hubo complicaciones y, poco después de la cirugía, Naut Montes de Oca salió de la Plaza de la Salud en buen estado.
Su enfermedad renal lo llevó a desarrollar diabetes y sufrir de la presión alta. Él la describe como el “triángulo de las Bermudas”, ya que, en su opinión, quien tiene problemas de riñón termina sufriendo de estas dos afecciones.
Naut es consciente de lo difícil que es sobrellevar esta condición; en sus palabras, “al rico lo empobrece y al pobre lo hunde”, por lo que considera que se debería fomentar la cultura de donación de órganos en el país.
“La cultura de donación de órganos en este país aún es muy limitada. Es algo cultural, creo que el gobierno debe trabajar en ello. Porque si puedes salvar una vida, es el acto más hermoso que se puede ver. Si puedes donar, también es un acto de buena fe. No tengo cómo agradecer a mis familiares la oportunidad que me dieron de seguir vivo”, afirma.
Naut Montes de Oca, a pesar de gozar de buena salud a sus 72 años, toma medicamentos para el riñón, azúcar, presión, circulación y los ojos. Para conseguirlos no tiene problemas, ya que cuenta con una pensión que le cubre bien.
“Trato de vivir lo más cómodamente posible, lo más tranquilo. Porque creo que la presión y el estrés me hacen daño, tanto por la edad, que uno comienza a ver el cuerpo deteriorarse físicamente, como por mi problema de salud. Porque estoy medicado al 100%, son como 18 medicamentos”, expresa.
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