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CIUDAD DE MÉXICO. — La serie de protestas de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) escaló en violencia este jueves y viernes, luego de que grupos radicales de maestros causaran destrozos primero en la sede del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y, después, en las oficinas de la Secretaría del Bienestar, ubicadas en Paseo de la Reforma.
Un día antes, el jueves, otro grupo de la CNTE entró de forma similar en las oficinas del SNTE, situadas en el Centro Histórico de la Ciudad de México. Utilizaron mazos y herramientas metálicas para forzar la entrada, destrozaron mobiliario y comenzaron un incendio, lo que provocó una fuerte movilización de cuerpos de emergencia.
Las imágenes de los daños circularon ampliamente en redes sociales, generando críticas por los métodos empleados por los maestros disidentes, quienes han mantenido por semanas un paro nacional en demanda de mejoras salariales y la anulación de reformas estructurales, como la ley del ISSSTE de 2007 y la reforma educativa.
Los docentes insisten en que sus demandas no han sido atendidas de forma suficiente por el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien acusan de aplicar políticas que mantienen la precarización laboral del magisterio.
Hasta el momento, la Secretaría del Bienestar no ha emitido una postura oficial sobre el ataque a sus instalaciones. Por su parte, líderes de la CNTE han declarado con anterioridad que no condenan “ninguna forma de lucha” que permita dar visibilidad a la lucha de los trabajadores del sector educativo.
La opinión pública, sin embargo, ha expresado preocupación por el uso de la violencia como herramienta de presión política. Organizaciones civiles y legisladores han hecho un llamado al diálogo, pero también a que se respeten los espacios públicos y gubernamentales.
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